Mariana Gaba

Directora del Departamento de Género UDP

El trabajo feminista en las organizaciones y las instituciones no es para nada sencillo. Vengo trabajando de diferentes maneras y desde diferentes roles en ello hace muchos años. Leer On being included de Sara Ahmed fue una experiencia subjetiva e intelectual de enorme impacto. Fue ponerle palabras a una cantidad de experiencias y sensaciones que hacer un trabajo institucional conllevan, y en particular en los contextos universitarios que es donde ella, en este libro, problematiza varios aspectos. ¿Cuáles son las experiencias de las personas que lideran el trabajo por la diversidad (de género, de raza) en las universidades? ¿Con qué paredes chocan? ¿Qué estrategias implementan? ¿Qué afectos les acompañan? ¿Cuáles son los riesgos de burocratizar esta tarea? ¿Cuáles son los desafíos de ser las expertas contratadas y pagadas por la misma institución a la cual deben transformar?

Sara Ahmed. On being included. Racism and diversity in institutional life. Durham, Duke University Press, 2012, 256 páginas.

Danay Mariman

Editora

Odio los aviones. Me gustan los buses, su escala más humana; la lentitud y el tiempo que brindan para adaptarnos a los cambios del paisaje que vamos recorriendo. A Elvio Gandolfo, escritor rosarino con varias escalas en Montevideo, también le gustan y por eso –animado por un texto de Georges Perec sobre el valor de lo infraordinario– escribió Ómnibus, un libro a medio camino entre la crónica y el ensayo y algo más que es difícil de definir y que yo llamaría su estilo. Un estilo muy rioplatense porque lo menos importante son los ómnibus que Elvio va describiendo, las charlas con los compañeros de asiento, los paisajes que se cuelan por la ventanilla o las malas películas que los choferes eligen para torturar a los pasajeros. Lo importante, lo de veras cautivador es su capacidad de ir colocando con gracia una palabra detrás de otra. Una escritura para disfrutar, como él mismo sugiere, de una sola sentada, aprovechando un viaje corto, digamos de Rosario a Buenos Aires o de Linares a Santiago. Y como los buses me recuerdan a las micros, soportes de desplazamientos que hoy solo podemos anhelar, y la escritura de Elvio, tan placentera, me recuerda el placer que me da la escritura de otro argentino, les recomiendo «El testigo», un relato de Sergio Chejfec que aparece en Modo linterna, donde las micros tienen su parte en medio de una historia que protagoniza

Cortázar y un escritor argentino que años después quiere dar con su dirección en las guías telefónicas que guarda la hemeroteca de la Biblioteca Nacional.

Elvio Gandolfo. Ómnibus. Buenos Aires, Interzona, 2006, 134 páginas.

Carolina Zúñiga

Periodista

Conocido como un divulgador de la ciencia, Oliver Sacks (1933-2015), neurólogo inglés y neoyorquino por adopción, ha escrito más de una docena de libros en su camino por acercar la mente humana a audiencias más amplias que la de la medicina. Todo en su sitio, Primeros amores y últimos escritos es una autobiografía relatada en breves episodios donde interconecta lecturas, paisajes y experiencias, redactadas en el umbral de su muerte y que se dividen en tres grandes partes: «Primeros amores», «Historias clínicas» y «La vida sigue».

Sacks nos lleva en un viaje apasionado por los casos de sus pacientes y explica con sencillez los caminos que puede tomar la mente humana, haciéndonos conscientes junto a él de la revisión de su vida sabiendo de los pocos días que le quedan por delante. «Al cerebro/mente no le basta con ir en piloto automático, con mantener la función uniforme (como el corazón); durante toda su vida debe aventurarse y avanzar» (170) parecer ser su consigna.

La curiosidad con la que Sacks va enlazando sus observaciones respecto a su vida profesional y cotidiana es contagiosa: nos interpela sutilmente sobre qué conciencia tenemos de nuestro cerebro, artífice de pensamientos y acciones, y cómo este órgano indescifrable para quienes no nos dedicamos a estudiarlo construye toda nuestra experiencia vital como individuos y seres sociales. Nadar a mar abierto, comer arenques, obsesionarse con los helechos, escuchar a sus pacientes, todos aspectos de su biografía que presenta comandados por el sistema nervioso central. De esta forma el libro nos pregunta cómo viviríamos sin sus funciones básicas: aprender y recordar, ser conscientes del lenguaje y crear, admirar la belleza, equilibrar nuestras conductas, influir en las relaciones sociales que forjamos. Y nos entrega esta perspectiva mirando la evolución de millones de años de humanidad que hicieron posible hoy poder estudiar la mente: entender la esquizofrenia, la demencia, las alucinaciones o el Alzheimer.

A pesar del contexto de escritura, contagia de vida la forma de narrar de Sacks. Ante la preocupación creciente por la salud mental, Todo en su sitio nos ayuda a empatizar con sus enfermedades desde la experiencia humana y de paso aprender algunos conceptos de la neurología y la psiquiatría contemporáneas.

Oliver Sacks. Todo en su sitio. Barcelona, Anagrama, 2020, 306 páginas.

Rodrigo Olavarría

Poeta y traductor

He aprendido a no comprar tantos libros cuando viajo, pero eso no significa que al cabo de un mes de estar en casa no sienta culpa al ver un montón sin leer y un par que nunca serán leídos. La costumbre de leer varios libros al mismo tiempo no ayuda a despejar ese montón. Llegué hace un mes de São Paulo con treinta libros, la mayoría de poesía, unos pocos de fotografía y un puñado de novelas. La primera que leí fue Parque Industrial (1933), de Patrícia Rehder Galvão, una escritora y periodista comunista que publicó bajo el seudónimo Pagu. Supe de ella primero por su mito, que incluye una relación con Oswald de Andrade, deportaciones y prisión política, y luego por su influencia en el desarrollo de la novela social brasilera. El segundo libro que leí fue Quarto do despejo, diário de uma favelada (1960), de Carolina Maria de Jesus, otra escritora brasilera, en este caso una mujer negra que durante cinco años redactó este diario donde describe su vida y las de los habitantes de la favela paulista de Canindé. Llegué a este libro gracias a la hermosa exposición que el Instituto Moreira Salles dedicó a la figura y obra de Carolina Maria de Jesus, montada al mismo tiempo que la exposición dedicada a las relaciones entre Clarice Lispector y 26 artistas visuales brasileras del periodo 1940-1970.

Me estoy tomando todo el tiempo del mundo para terminar Una vida errante, de Yoshihiro Tatsumi, un manga autobiográfico de casi mil páginas. En él Tatsumi cuenta su vida desde sus diez años, cuando empezó a publicar tiras cómicas en revistas, hasta el momento en que él y otros artistas crearon el género gekiga, acercando el manga al existencialismo y al cine noir, desarrollando narraciones vertiginosas alejadas de las temáticas infantiles que definían el medio.  

Patrícia Galvão. Parque Industrial. São Paulo, Linha a linha, 2018, 192 páginas.

Carolina Maria de Jesús. Quarto de despejo. São Paulo, Livraria Francisco Alves, 1960, 182 páginas.

Yoshihiro Tatsumi. Una vida errante. Bilbao, Astiberri, 2017, 432 páginas.

Ignacia Saona

Gestora cultural

Dada la amplitud del término arts en inglés, que incluye artes visuales, música, poesía, etc., el título Against value in the arts and education se podría traducir literalmente como «Contra el valor en las disciplinas artísticas y la educación». Con esta frase contraintuitiva, el libro invita a pensar por qué se cuestiona el valor de las disciplinas artísticas o culturales, qué es y quién define el valor de las obras y del aprendizaje, desde dónde se cuestiona el valor y por qué habría que defender ese valor.

Teniendo claro que la lógica capitalista ha «comodificado» la cultura (en tanto producto, servicio, mercancía), pero la lógica marxista tampoco le ha hecho un favor al considerar principalmente el valor de uso y su función social revolucionaria y comprometida, se nos plantea acá que al intentar defender la cultura y la educación entramos en una lógica paternalista, a veces autoritaria, y siempre neoliberal.

Este libro nos invita a invertir la pregunta. Mientras el valor se entiende como una función y no como algo intrínseco, y se develan las ideologías detrás de la instrumentalización de las obras culturales, ¿podemos pensar la cultura y la educación como una crítica o un rechazo a esa expresión de valor? Y claro que podemos, pero lo que no podemos permitirnos –y creo que aquí hasta los lectores entramos en jaque– es creer que nos situamos fuera de ese circuito de valor. El mismo libro nos evidencia esta paradoja: se trata de un libro con un valor de cambio algo elevado (60 dólares en Amazon la edición más barata), un valor de uso altamente variable (son 500 gramos de papel impreso) y, para mí, un valor simbólico tremendo.

Sam Ladkin, Robert Mckay y Emile Bojesen, eds. Against value in the arts and education. Lanham, Rowman and Littlefield, 2016, 448 páginas.

Emiliana Pereira

Librera

Un descubrimiento suele ser un gran acontecimiento, sin embargo, en este caso, fue quizá un descuido. De este modo me topé con Recuerdos de un bibliófilo, de la editorial ariqueña Carbón Libros. El libro es, por así decirlo, un detalle, una pequeña piedra llamativa en medio de la playa. Lo interesante de este libro es que en su corta extensión nos encontramos con un Amster que observa, piensa, enseña sobre muchas cosas como libros, poetas, política, tipografías, imprenta. Leerlo es un agrado, da la sensación de estar de tú a tú con algún amigo con el que se puede divagar sobre cualquier tema, pero esto no es todo, el libro presenta una propuesta de diseño interesante, en la que van jugando con las tipografías, los títulos, la diagramación. Un ejemplo es el capítulo titulado «Marcas de corrección», que va explicando los tipos de marcas de corrección, y luego vemos el texto resuelto, sin las marcas y con los cambios realizados. Esta es solo una de las pequeñas sorpresas que podemos encontrar. Recuerdos de un bibliófilo es de formato pequeño y pocas páginas, pero todo lo que dice no deja de ser enriquecedor y sumamente vigente. Qué gusto haberme topado con este título y estoy ansiosa por seguir topándome con otros títulos de la editorial.

Mauricio Amster. Recuerdos de un bibliófilo. Arica, Carbón Libros, 2021, 76 páginas.

María Yaksic

Editora

La primera vez que leí a Tamara Kamenszain fue cuando estudiaba literatura. Su poesía irrumpió de pronto en la torre de testimonios sobre las dictaduras del Cono Sur que yo leía por encargo. Recuerdo la sensación de encontrar en su escritura el goce de los silencios, los entredichos, un ritmo sostenido en la lucidez. Ahora estoy leyendo su último libro, Chicas en tiempos suspendidos, en realidad releyéndolo, como quien «trae al presente lo que ya estaba antes». Las poetisas, las abuelas, las chicas y antivates aparecen en un largo poema como protagonistas de un tiempo deshilvanado, de una hermandad anacrónica antes de que llegara la pandemia. «Y sin embargo», nos dice Kamenszain, «lo que empezó como poesía iba a terminar como novela». Estela de Carlotto, Delmira Agustini, Alfonsina Storni pero también las chicas del pañuelo verde son contemporáneas de ese tiempo «que no es el de las fechas». Y «sin embargo», «las mujeres no escribimos para convencer a nadie», dice la hablante, y «sin embargo» como lectora pienso que sus «sin embargo» nos insinúan, «sin nostalgias ni mistificaciones», que la poesía de este tiempo está en esa suerte de historia revistada, «esa que nunca se cansó de esperarnos».

Tamara Kamenszain. Chicas en tiempos suspendidos. Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2021, 88 páginas.