Este es un libro canónico dentro de la historia de la literatura universal contemporánea, indispensable para la interpretación de la cultura moderna, se asegura en la contratapa de Pensamientos de luz, selección de poemas escritos por el octogenario autor polaco Karol Wojtila, de cuya obra literaria casi nada sabíamos por estos pagos.

Tan entusiasta cuña es confirmada en el prólogo del volumen por el doctor Bogdan Piotrowski, quien, orgulloso, observa que “no todas las épocas pueden ufanarse de una antología tan interesante y sorprendente”. Como parece que la recomendación viene de muy cerca, es natural que el buen lector de poesía reaccione con desconfianza, sobre todo si repara en que Piotrowski dedica su escrito introductorio (“con devoción, admiración y agradecimientos”) al mismísimo poeta, contrariando seriamente la ética académica.

Como sea, la lectura de Pensamientos de luz (recién publicado por Editorial Norma), constituye una contundente muestra de la propuesta poética wojtileana, que de inmediato llama la atención por su extrema concisión expresiva. En rigor, muchos de los textos aquí reunidos son verdaderos aforismos: “Sólo le es dado al hombre morir una vez; y, luego, ¡el Juicio!”, sentencia Wojtila, en un poema algo alarmista pero, sin duda, estremecedor. Destacan, por otra parte, ciertas manías del autor, como escribir, sin motivo aparente, algunas palabras con mayúsculas (los pronombres “Él”, “Tú”, “Ti”  y “Su”, fundamentalmente) cuando alude a una serie de personajes que, sin embargo, nunca son individualizados: “Aunque miro con admiración al Hijo, no sé transformarme en Él”. Como puede advertirse, el poeta quiere transformarse en “Él”, es decir en “el Hijo”, pero no queda claro cuáles serían los beneficios relativos de tal conversión.

Los mejores momentos del libro, en todo caso, son aquellos en que Wojtila deja de lado las tribulaciones identitarias y enfrenta, con valentía, la siempre difícil tarea de escribir poemas de amor: “De todos modos estoy inscrito en Ti por medio de la esperanza; fuera de Ti no puedo existir”. Resulta a decir menos extraño el tono grave y medio místico con que Wojtila se refiere a la experiencia erótica. Lo mismo sucede con esta irregular invitación al consumo de alcohol, que parece redactada por un abstemio: “Ahora, apuro hasta los bordes la copa de vino en Tu fiesta celestial -un siervo orante, con gratitud porque embelesaste extrañamente mi juventud”.

Aunque Wojtila realiza honestos esfuerzos por escribir con decoro, hay que decir que Pensamientos de luz muestra a un poeta aún no del todo consolidado. Sus textos por lo general son herméticos, algo cansinos y demasiado solemnes, aunque, por cierto, es quizás esa misma solemnidad -tan dejada de lado por la poesía contemporánea- lo que le otorga un raro atractivo a la propuesta del autor polaco. Puntos más, puntos menos, la lectura de este libro es una experiencia interesante, pues demuestra la enorme diversidad de la lírica actual.

(Publicado en Las Últimas Noticias, 19 de mayo de 2004.)