Conversación

Patricio Jara,
Matías Cardone
y Javier Sanfeliú

con Álvaro Bisama

 

 

Los productores del documental La  batalla futura, tercera parte, Matías Cardone y Javier Sanfeliú, se sentaron junto a los escritores Álvaro Bisama y Patricio Jara a discutir las implicancias de este trabajo de Ricardo House para la valoración de la obra de Roberto Bolaño y el aporte que hace esta investigación para introducir al autor a nuevos escritores.

Álvaro Bisama: Buenas tardes, hoy haremos una pequeña conversación sobre el  documental La batalla futura III. Aunque el tema de la película sea Chile, aparece aquí como una categoría contradictoria. Uno de los entrevistados dice que todo se refiere a Chile, luego la misma persona dice que nada se refiere a Chile. ¿Qué pensaron de ello? ¿Qué es Chile, a ratos una peste, un karma, una resaca, una bendición, un algo que se abandona o que nunca se abandona, una lengua?

Patricio Jara: Hay una manera de responder o merodear en torno a esa pregunta. Una de las primas del escritor dice que Bolaño se fue de niño y cuando vuelve, hacia el final de la Unidad Popular, vuelve hecho un hombre y dice «va a volver como un hombre maduro». Creo que tiene que ver con ese país que va cambiando en la medida en que uno cambia también. Creo que la relación que Bolaño tiene con Chile es similar a un amor enrabiado. Creo que coincide con el sentimiento del director, hay otra capa que es la mirada del director.

Lo conocí en México el año 2010. House estaba recién armando su proyecto y comentó la idea. Se sentía representado por la vida de Bolaño y creo que eso es clave. Cuando un realizador elige hacer un documental sobre alguien implica que hay todo un vagón de contrabando que finalmente termina en el documental.

Matías Cardone: Ricardo vivió cuarenta  años en México y ahora está viviendo en Barcelona. Ha seguido los pasos de Bolaño y lo que me ha contado es que es una generación de personas que se conocieron y que vivieron y estuvieron  en los mismos cafés, en las mismas calles en la época de Bolaño. Él también cuenta un poco su historia, su trayecto siguiendo los pasos de Bolaño, en el fondo como detective. Él ha hecho una trilogía, la primera parte es México, después Cataluña y la última parte es Chile, por eso esta parte está tan enfocada en Chile. Lo que a nosotros nos interesó con Javier al involucrarnos como editores fueron las anécdotas, rumores de las venidas a Chile de Bolaño y qué había pasado. Fue lo que nos motivó a involucrarnos y empezar a entrevistar gente y dejar testimonios. Hay que ver las tres películas, cada una con diferentes entrevistas y enfoques.

Javier Sanfeliú: Agradezco a Matías por invitarme a participar en la producción ejecutiva de un documental, proceso que fue muy entretenido y sorprendente. Terminé leyendo a Bolaño otra vez por medio de este trabajo. A mí me pasa algo muy personal con el documental, me asombran mucho el paralelo entre la vida de Raúl Ruiz y Bolaño; finalmente son dos personas desterradas que encuentran voces originales en un camino particular. Bolaño y Ruiz se emparentan en su intento por matar a la madre, la madre patria, y fracasar en dicha empresa. Ellos se van, pero mantienen su chilenidad. Lo dicen muchas veces. Bolaño lo dice varias veces y hay algunos fragmentos del documental que no están, donde él decía «soy un escritor chileno y lo que estoy escribiendo son mis memorias». Se empiezan a emparentar con México y empiezan a tener una cierta resonancia con España, pero finalmente son chilenos. A Ruiz le pasa más o menos lo mismo. Entonces a mí en lo personal me parece que ese ve un camino original y un camino valiente. Un viaje sin fórmulas, donde todo está por ser  descubierto: la  forma de escribir, la forma de desarrollar un guión, la filmación. Me considero ruizano y hoy día me declaro bolañista. Creo que este documental de House se plantea si existe una dosis de destierro que es positiva y en qué minuto pasa a ser una herida. Álvaro Bisama lo dice en el documental, que Bolaño reescribe sus propios libros, que va  y vuelve, que arma un panel de juego. Supongo que esa es la voz original frente a esa pregunta; suena siútico, pero es real.

AB: Patricio Jara ha entrevistado a varios familiares de Bolaño, ha hecho una pesquisa familiar.

¿Cómo es perseguir a un fantasma, cuánto les afecta, cuánto les cambia el proceso, qué descubren en ese proceso? Independiente de que el fantasma sea Bolaño, ¿cómo es perseguir la silueta de alguien que no está por medio de los testimonios de los otros?

PJ: Hice una entrevista a la mamá para la revista El Sábado de El Mercurio, y recuerdo que conseguí el número, la llamé, pero la señora me dijo: «Deme su nombre y yo voy a llamar a Chile y voy a preguntar quién es usted» –lo iba a hacer  con  sus  fuentes, con su gente cercana–, «y si ellos me dicen que hable con usted yo voy a hablar con usted». Al par de días llamé y me había ido bien, no sé con quién consultó, fue una especie de Dicom. Recuerdo esta sensación que es muy hablar desde el recuerdo, de hecho, la voz que está ahí de la mamá de Bolaño es la de esa entrevista que estaba en un casete y que en estudio de radio aquí en la universidad pasó  a digital y se le mandó a Ricardo House. Pero

también después pude conversar con el hermano del padre, que es diputado o tiene un cargo por Monterrey. Es súper curiosa esta idea de que uno tiene una figura del autor público y por otro lado el autor personal que es el que uno leyó y  la forma como uno personalmente se relaciona con su obra, y lo otro es la mirada de quienes lo conocieron en un plano distinto de la obra literaria y de la figuración pública. Yo creo que eso sí ayuda a entender –y tiene que ver con la pega periodística– por qué entrevistar a la mamá de Bolaño; pues porque seguramente ella tenía algo que decir que podía ser valorable para alguien y de verdad me da mucha alegría que tiempo después esa entrevista, más allá de que esté impresa, el audio sirva para algo, y el día de mañana las personas que vean este documental van a poder tener más formas de acercarse a Bolaño. La gran diferencia del periodismo cuando está orientado al periodismo documental tiene que ver con la generosidad, con tratar de dejar algo, de traspasar un formato con el fin de que podamos volver a leer a Bolaño.

MC: Con Javier intuimos que había dos públicos, uno muy joven y uno adulto, de la generación de Bolaño y un poco mayor, creímos que ahí teníamos que apuntar y también buscar referentes que hablaran de eso, y buscar también, como nos pasó a nosotros, buscar la inspiración. A nosotros nos inspiraba este tipo y este viaje y lo valiente, como dice Javier, y lo decidido a ir al fondo, a escribir todos estos libros, contar sus cuentos, su historia. Eso nos inspiraba.

JS: Lo que está en el fondo acá es la forma en la que Bolaño enfrenta la vida. Es como decir «mira, esta no es necesariamente una línea recta y así va la cosa». También lo tiene Parra, que es el ídolo de Bolaño, el único que no se destierra hacia afuera sino que se destierra hacia adentro y rompe un poco con toda la academia y vuelve a ser una vía personal propia. Desde ese punto de vista, para mí ellos están lejos de los fantasmas; los fantasmas serían todos los que no han logra- do ser lo que quieren ser.

AB: Pensando en «la cocina» del documental, la cocina interna, ¿cómo fue ese proceso de trabajo? Esta es una pregunta para Javier y Matías quienes logran que aparezcan varios próceres locales, ¿hubo problemas con las entrevistas, con ese aspecto de la producción?

JS: Matías me llama un día y me dice «oye, sabes que me llamó Ricardo House, tú no lo conoces, pero él hizo una investigación sobre Bolaño y están todas estas cintas y todo lo que hay que ver, hay un montón de archivos y nada armado, y hay que armarlo». Entonces puedo decir que desde la génesis era todo «muy Bolaño», porque en el fondo había que armar un puzzle que ni siquiera House tenía realmente claro. Después fuimos aclarando todo en conversaciones, como en un tablero de juegos, pero era una nube de información gigantesca sobre Bolaño en Quilpué, Bolaño en Los Ángeles, compañeros de colegio de Bolaño, y de repente Bolaño no estaba y aparecía y desaparecía..

AB: ¿Se encontraron con algo que no tenían presupuestado?

JS: Si, en todo lo que nos pasó House no estaba Bolaño. Eso no lo esperábamos. De ahí se fue armando, y Matías se hizo cargo de encontrar la voz.

MC: Lo hicimos juntos, Javier encontró la entrevista a Lemebel; yo tuve la suerte de contactar a Matías Celedón, que nos entregó esta grabación que tenía su padre. Era una grabación perdida de Chilevisión que ni la misma gente del canal tenía y no la encontraban. Esto fue un hallazgo que encontramos en el camino, que estuvo buenísimo.

JS: Te negaron una entrevista también.

MC: Sí.

AB: ¿Quién te negó una entrevista?

PJ: Fue sabroso el making off.

MC: Hay gente que también está trabajando ideas de Bolaño y que no nos quisieron pasar las imágenes, pero para qué vamos a entrar en eso, aunque fue molesto, la verdad. También el tema del montaje fue complejo, estuvimos trabajando seis meses con unas montajistas en Barcelona y después continuamos con un gran montajista  que se llama Ginés Olivares, un chileno que vive en Berlín. Él es también muy interesante porque ha vivido quince años en Alemania y le pasa un poco lo mismo que a Bolaño; es un chico chileno que vive en Alemania, piensa como chileno pero está en el extranjero, tiene recuerdos y fue muy interesante porque creo que él captó muy bien lo que había que hacer y nos ayudó mucho a resolver este puzzle. La película ha gustado en Guadalajara, en México, la pasamos en la filmoteca de Cataluña, con todos los amigos: Bruno Montané, Echeverría, Herralde –que nos  pasó un par de imágenes–, hay un montón de gente a la que le ha gustado la película, entonces eso nos tiene bien contentos.

JS: Y Fernando Milagros que hizo un súper soundtrack. Él vio el documental y retrató fielmente el espíritu bolañista de House.