No me gusta que los poetas expliquen lo que escriben. No me gusta que los poetas expliquen lo que escriben cuando van a leer. No me gusta que los poetas expliquen lo que van a leer. No me gusta que los poetas expliquen sus poemas antes de leerlos. Tampoco que los expliquen después. No me gusta que me expliquen los poemas. No me gusta que le expliquen los poemas a nadie. A nadie le gusta que le expliquen los poemas. A nadie le gustan las explicaciones. A mí no me gustan las explicaciones. No me gusta escuchar explicaciones. No es bueno dar explicaciones. Las explicaciones son como las excusas. No es bueno dar excusas. No es bueno dar excusas a nadie. Las excusas sobran. Las explicaciones sobran. Las explicaciones no me gustan. Las explicaciones de los poemas no me gustan. No me gustan las explicaciones de los poemas. Me gustan los poemas. No me gustan las explicaciones de los poetas. Me gustan los poetas. Me gusta que los poetas lean sus poemas, no que expliquen sus poemas. Si lo explican, ya no me gusta el poema. Aunque el poema sea bueno, si lo explican, ya no me gustó. No me gusta que los poetas sean autorreferentes. No me gusta que los poetas sólo hablen de cómo escriben los poemas. Como si fuera tan interesante escribir poemas. Como si fuera tan interesante escribir poemas para después explicarlos. Como si fuera tan interesante escuchar poemas. Como si fuera tan interesante escuchar poemas para después escuchar explicaciones. Como si se fuera a explicar algo que no sea lo difícil que es escribir un poema, lo difícil que es escucharlo, lo difícil que es explicarlo. Lo difícil que es todo. Si no, sería demasiado fácil. Y esto no es fácil. Es muy fácil opinar. Cualquiera puede opinar. Cualquiera puede opinar sobre cualquier cosa. Es una cuestión de gustos. Ya se sabe cómo son los gustos. A cualquiera le gusta cualquier cosa. A cualquiera no le gusta cualquier cosa. Las cosas son así. Las cosas pueden gustar o no gustar. Un poema puede gustar o no gustar. Una explicación puede gustar o no gustar. Pero a nadie le gustan las explicaciones. Hay tantas cosas mejores que las explicaciones. Hay tantas cosas mejores que dar explicaciones. Hay tantas cosas mejores que escuchar explicaciones. Siempre hay algo mejor que hacer. Siempre hay algo peor que hacer. Cualquiera puede hacer lo que quiera. Hay gente para todo. Hay explicaciones para todo. Si de algo estoy seguro es de esto. A nadie le gusta más una explicación que un poema. Es imposible que a alguien le guste más una explicación que un poema. Pero gracias a las explicaciones se comprenden mejor los poemas. Gracias a las explicaciones, comprendemos mejor los poemas. Gracias a las explicaciones, comprendemos mejor a los poetas. Gracias a las explicaciones, comprendemos mejor las explicaciones. Lo único que se puede comprender son las explicaciones. Pero si las explicaciones son excesivas, se puede perder la paciencia. Lo último que se debe perder es la paciencia. La paciencia es necesaria para comprender las explicaciones. La paciencia es necesaria para comprender

los poemas. No se puede comprender los poemas si se pierde la paciencia. Si se pierde la paciencia no se puede comprender nada. Y todos queremos comprenderlo todo. Hay que armarse de paciencia. La paciencia es la mejor fortaleza del lector. La paciencia es la mejor fortaleza del poeta. Un poeta sin paciencia no es un buen poeta. Un buen poeta sabe que la poesía no necesita explicaciones. Un buen poeta sabe que un buen poema se explica solo. Un buen poeta que escribe buenos poemas no necesita dar explicaciones. Sus poemas se explican solos. Un buen poeta que escribe malos poemas necesita dar explicaciones. Sus poemas no se explican solos. Un mal poeta que escribe buenos poemas necesita dar explicaciones. Sus poemas no se explican solos. Un mal poeta que escribe malos poemas necesita dar explicaciones. Sus poemas no se explican solos. Y así sucesivamente. Las explicaciones pueden seguir y seguir, hasta que uno comienza a perder la paciencia. Hasta que a uno le dejan de gustar las explicaciones. Hasta que a uno le dejan de gustar los poemas. Hasta que a uno le dejan de gustar los poetas. No me gustan los poetas. No me gustan los poemas. No me gusta la poesía. No me gusta nada. He perdido la paciencia. No tengo ganas de seguir. Sólo podría seguir si me enfocara en pensamientos positivos. Haré mis mejores esfuerzos. La importancia de esta lectura me obliga a redoblar estos esfuerzos. Sería vergonzoso dar una mala impresión en estas circunstancias. Sería maleducado no responder a las expectativas de quienes me han invitado a participar de esta lectura. Comenzaré por enfocarme en pensamientos positivos. Poco a poco me voy sintiendo bien, me siento cómodo, me siento feliz. Siento que todo es posible. Ahora todo es posible. Ahora sí. Ahora me gusta todo. Ahora mismo me gusta todo. Me gustan los poetas. Me gustan los poemas. Me gusta la poesía. Me encanta la poesía. Me fascina la poesía. Me fascinan las explicaciones sobre la poesía. Lo mejor de la poesía son las explicaciones. Las explicaciones nunca están de más. Las explicaciones son necesarias, importantes, fundamentales. Las explicaciones son lo mejor. Sólo faltaría preguntarse qué es una explicación. Faltaría preguntarse qué es lo que hay en una explicación. Faltaría preguntarse qué es lo que hay detrás de una explicación. Detrás de una explicación podría haber un temor a no ser comprendido correctamente. Detrás de ese temor podría haber un deseo de comunicarse. Detrás de ese deseo podría haber una sensación de soledad. Detrás de esa soledad no hay explicación. Podríamos quedarnos en silencio para intentar profundizar en esa ausencia de explicaciones. Podríamos hacer un minuto de silencio. Hagamos un minuto de silencio. ¿Les parece demasiado? ¿Les parece exagerado? Entonces sólo hagamos un segundo de silencio. En este segundo de silencio reflexionemos sobre la ausencia de explicaciones. Una vez que hayamos reflexionado, no necesitaremos más explicaciones.