El escritor que no hacía comentarios

Presentación de Diego Zúñiga

Dicen que Rodrigo Rey Rosa iba a ser médico. Que alcanzó a estudiar, en Guatemala, un semestre de medicina, pero que finalmente desistió. Tenía poco más de dieciocho años y había estado viajando por Europa, con su mochila, sin mucho dinero, trabajando en distintos sitios para continuar viaje. En ese entonces, mientras viajaba, Rodrigo Rey Rosa no sabía que iba a dedicarse a la literatura, que iba a escribir esos cuentos y novelas donde los sueños se confunden con la realidad, donde las pesadillas se confunden con la violencia cotidiana. Pero escribía. En libretas, en cuadernos, escribía para mantener la cordura, como me dijo una vez, por teléfono, cuando lo entrevisté hace un año.

Escribir para mantener la cordura.

No se lo pregunté esa vez, pero me dio la sensación de que cuando escribió El material humano –esa novela donde el protagonista es y no es Rodrigo Rey Rosa– también fue por eso: para mantener, de alguna forma, la cordura, luego de haberse encerrado en un archivo de la policía de Guatemala, donde tenían los registros de miles de personas que fueron detenidas durante el siglo XX, y ver cómo su vida –la vida del protagonista– comenzó a transformarse en una historia kafkiana, con llamados a medianoche, con amenazas porque lo que estaba haciendo era, sin darse cuenta, revolver el pasado reciente de su país, esa Guatemala convulsionada por la violencia, por los gobiernos nefastos, por esas guerras inútiles, llenas de muertos anónimos.

Escribir para mantener la cordura, porque en un momento la historia personal pasó a ser parte de la historia con mayúscula y todo se volvió difuso y paranoico.

Pero esto, Rodrigo Rey Rosa, con dieciocho años, arriba de esos trenes que cruzaban Europa, no tenía cómo saberlo. Así que leía y escribía, hasta que debió volver a Guatemala y se inscribió en la escuela de medicina y, de pronto, descubrió que lo que más le gustaba era escuchar unas clases de literatura que dictaba el catedrático español Salvador Aguado. Fue ahí, en ese lugar, cuando asistió a una conferencia sobre Borges, que entendió que él quería hacer eso: escribir cuentos como el autor de Ficciones.

Primero fueron unas prosas poéticas y luego vinieron esos relatos fríos, fantásticos, violentos y perturbadores que tanto le gustaron a Roberto Bolaño, y que sin problemas resisten una, dos, tres lecturas. Que siguen siendo de una originalidad difícil de rastrear en sus contemporáneos, cuyo universo nos recuerda a Borges, a Bioy Casares, pero también, por ejemplo, a Rubem Fonseca y a Flannery O’Connor. Y también a Paul Bowles.

Difícil es hablar de Rodri go Rey Rosa sin mencionar a Bowles. No solo por el dato biográfico, por la trivia, sino porque fue, además de una gran amistad, una relación literaria, donde ambos se tradujeron, se leyeron y compartieron lecturas.

«He aquí una lista de recuerdos (…) de las cosas sobre las que hablé (…) a lo largo de tantos años con Paul –escribe Rodrigo en una crónica–: la disciplina de los viajes. Conrad y el mar. Los sonidos de la selva y del desierto. Graham Greene (…), Raymond Chandler, Patricia Highsmith. El fatalismo marroquí. Jane Bowles. Kafka. Flannery O’Connor. La sensación de que el cuerpo es un estorbo. La muerte como idea de liberación final (…). La escritura de ficción como sueño dirigido. El estilo como instrumento. El acto físico de escribir –poner la pluma sobre el papel– como rito propiciatorio o fuente de la presunta inspiración.»

Rodrigo Rey Rosa conoció a Paul Bowles en los años ochenta, luego de vivir en Nueva York y emprender un viaje, junto a cincuenta estudiantes, a la Escuela Norteamericana de Tánger, donde iba a ir a un taller con el autor de El cielo protector. Ahí se conocieron. Se hicieron amigos. Bowles le dijo que viajara por Marruecos. Le dijo, de alguna forma, que viviera, y Rodrigo le hizo caso. Ahí, en ese lugar, hablaron de Borges y Rodrigo leyó, por primera vez, a Bioy Casares. Leyó, también, los libros que le enviaban los jóvenes escritores a Bowles. Y leyó Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, y supongo que se maravilló con esa prosa, con ese manejo tan frío y bello para narrar el horror y la violencia.

Ahí, en esa ciudad que limita con el estrecho de Gibraltar, Rodrigo Rey Rosa empezó a darle forma a su estilo que se parece tanto a una puñalada fría y certera, veloz, sorpresiva. Porque leer a Rey Rosa es sentir, siempre, ese golpe: un padre que pierde a su hija, de dos años, en un zoológico; otro padre que se entera de que a su hija, de ocho años, le quedan ciento veinte días de vida, y en las noches, después de darle los remedios, esperan juntos que lleguen los ataques contra los que no se puede hacer nada. O ese niño que para comprobar la existencia de Dios decide apretar en su puño a un canario hasta fracturarle los huesos, hasta dejarlo inmóvil y ver si Dios es capaz de revivirlo.

Relatos breves –cinco, seis, siete páginas; algunos más largos, también– que podemos encontrar en El cuchillo del mendigo, El agua quieta, Cárcel de árboles, Lo que soñó Sebastián, Ningún lugar sagrado, Otro zoo. Todos difíciles de encontrar en librerías, todos situados en ese terreno difuso donde se separa el sueño de la vigilia, lo real de lo onírico, y en el que podemos encontrar imágenes como esta, donde describe una película:

«MATERIA: Primera parte: en la pantalla, en primer plano, un dedo apoyado en un pedazo de madera brava, una tabla astillada. El dedo comienza a frotar la madera mecánicamente y, segundos más tarde, herido por las astillas, empieza a sangrar. Fin de la primera parte. Segunda parte: todavía en primer plano, el dedo sangrante introduce la uña, un poco larga, en una raja de la tabla, despacio, el dedo comienza a girar, de modo que la uña se levanta de la carne dolorosamente hasta el blanco. Fin».

A eso me refiero con lo de la puñalada. Leer a Rey Rosa es sentir eso. Y no solo en sus cuentos, también en sus novelas–como El cojo bueno, La orilla africana, Piedras encantadas, Caballeriza, El material humano o Severina–, donde también, en los últimos años, ha agregado la complejidad de adentrarse en ese terreno, cada vez más fangoso, creo, en el que la realidad se confunde con la ficción, y Rodrigo Rey Rosa, el autor, se convierte en personaje, en protagonista, en la voz que nos va narrando estas historias nebulosas, a ratos más personales, en las que la violencia se termina colando, de forma inevitable, en la biografía del protagonista.

Y si esto se insinuaba en esa novela epistolar –o novela de e-mails– que era El tren a Travancore, que apareció en la colección Año Cero de Mondadori junto a Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño, y Mantra, de Rodrigo Fresán; digo, si ya ese juego de realidad y ficción se insinuaba ahí, en El material humano Rey Rosa se instala completamente en ese terreno y desde la primera página nos dice: «Aunque no lo parezca, aunque no quiera parecerlo, esta es una obra de ficción».

Y la advertencia vale, porque después de leer El material humano uno, realmente, piensa que esa historia, donde el narrador puede y no puede ser Rodrigo Rey Rosa, ocurrió en verdad, y que lo amenazaron por estar revisando esos archivos policiales, y que es cierto que esas amenazas se debieron a que pensaron que él estaba ahí porque andaba buscando a las personas que secuestraron a su madre.

En algún momento, Rodrigo anota: «Todo texto es ambiguo». Y también anota, en esta novela escrita en forma de diario de vida: «En cierta manera, repasar la historia es ocuparse de los muertos. La historia no la leemos, la releemos siempre».

Mientras hace estas anotaciones, el narrador lee el Borges de Bioy Casares, y revisa el archivo policial donde encuentra fichas como estas:

«–Águilas Elías León. Nace en 1921. Moreno, delgado, cabello negro liso; dedo pulgar del pie derecho, fáltale la mitad. Fichado en 1948 por criticar al Supremo Gobierno de la Revolución.

En 1955 por pretensiones de filocomunista, según lo acusan.

–Chávez A. Luís. Nace en 1921. Vive con su familia. Fichado en 1940 por ejercer la vagancia. En 1954 por robo.

–Sarceño O. Juan. Nace en 1925. Jardinero. Vive con su hermana. Fichado en 1945 (Gobierno de la Revolución) por bailar tango en la cervecería “El Gaucho”, donde es prohibido».

Se supone que esta historia iba a ser un libro de no ficción, pero de pronto empezaron a cerrarle las puertas. Le prohibieron ir por un tiempo al archivo, evitaron que revisara más cosas, entonces él entendió que ahí, en esos problemas, lo que había era una puerta para la ficción. Y entonces El material humano se transformó en novela, en una de las mejores que se han publicado en los últimos años.

Ahora, después de Severina –una novela sobre una ladrona de libros–, que pareció ser un respiro tras El material humano, vuelve al tema de la investigación, vuelve a la violencia, vuelve a Guatemala, pero esta vez a los archivos médicos para escribir una novela sobre la locura producto de esa violencia que se vive en Centroamérica y que es de los que hablará en esta Cátedra.

En la biografía que Natalia Ginzburg escribió sobre Antón Chéjov podemos leer un comentario que calza, creo yo, con lo que escribe Rodrigo, y con él cierro esta presentación. Natalia Ginzburg escribe: «Si en los cuentos cómicos [de Chéjov] la risa nacía junto a un frío estremecimiento, en los cuentos más serios la emoción y el dolor nacían de una atmósfera inclemente y fría, que cortaba la respiración, como el aire cuando nieva. Y si el lector derramaba alguna que otra lágrima, el escritor tenía siempre los ojos secos. Además, los personajes de sus cuentos ofrecían sin cesar comentarios, juicios, observaciones, opiniones. El escritor no ofrecía comentario alguno. No daba la razón a nadie ni se la quitaba. Así era Chéjov en sus primeros relatos y así fue en los últimos. Un escritor que no hacía comentarios».

El recurso de la locura

Rodrigo Rey Rosa

Cuando me pidieron esta conferencia me costó un poco encontrar de qué iba a hablar. Decidí hacerlo sobre «El recurso de la locura», no solo porque de cierta manera tengo que hacerme un poco el loco para estar aquí, sino porque estoy comenzando a ver una serie de archivos en la Ciudad de Guatemala que remiten un poco a ese tipo de escritura-no escritura que es la apropiación de textos ajenos. Una mañana amanecí con la idea de hacer algo parecido a lo que había hecho con el archivo de la policía, pero con los posibles archivos neuropsiquiátricos de Guatemala. Y me enteré de que el Neuropsiquiátrico Nacional, que era una institución enorme, que fue fundada a finales de siglo con diferentes nombres –Asilo de alienados, Asilo de dementes, Neuropsiquiátrico–, se quemó a principios de 1960. Murieron todos los locos salvo los que se escaparon, y nunca se supo más de ellos, y se quemó toda la información.

Pero alguien me dijo que era posible que precisamente la persona que dirigía el archivo de la policía, que se ha convertido en una especie de gurú de la archivística, pudiera saber de documentos que sobrevivieron en el Archivo General de Centroamérica, adonde hasta 1960 más o menos, por ley, todas las instituciones del Estado tenían que enviar cada diez años sus archivos. Y me encontré con la sorpresa de que ahí está casi todo. Hay tal vez unos tres mil legajos de archivos de los neuropsiquiátricos que están abiertos al público.

 Después de tratar de visitar archivos de los neuropsiquiátricos modernos sin éxito –a menos que yo fuera psiquiatra o tuviera algún vínculo personal, sería muy difícil llegar ahí–, recurrí a estos archivos históricos. La persona de quien hablé, curiosamente, fue quien me permitió entrar al archivo de la policía y luego me prohibió continuar yendo. Entiendo por qué lo hizo: no era tanto por un capricho o por desconfianza sino porque esos documentos estaban secuestrados por el Ministerio Público para hacer posibles investigaciones sobre crímenes contra la humanidad que se hubieran reflejado en la misma memoria de la policía. Como un paréntesis, debo decir que este señor, que fue fundador de uno de los movimientos guerrilleros más importantes, el Ejército Guerrillero de los Pobres, ahora mismo está citado a los tribunales para esclarecer posibles violaciones de los derechos humanos cometidas desde la izquierda, en un contexto en que lo que más se ha visto y juzgado son derechos humanos violados por miembros del ejército o por la policía del Estado.

Yo pensé que iba a ser difícil hablarle porque estaba en esta situación de persecución, mas, para mi sorpresa, él sigue trabajando como siempre en archivística. Su lucha ya está ahí, más en la memoria que en el proyecto de nación que es Guatemala. Con más alegría que temor me dijo que estaba esperando esos juicios para poder explicar en público los motivos de su lucha armada, que, según me contó, está basada en algo que él leyó en el acta de los derechos humanos, cuando estaba todavía en el liceo, donde se apela al supremo recurso de la rebelión: en ello basó su militancia. Me trató de una manera mucho más amistosa de lo que yo esperaba, después de la experiencia en el archivo policial; me presentó a la directora y ese mismo día comencé a visitar los archivos psiquiátricos, donde está desde la primera ficha de alguien detenido por locura. Es un loco furioso en 1710, si no me equivoco, que había sido curiosamente defensor de los indios y que es conducido a la Ciudad de Guatemala, luego embarcado hacia Cádiz y ahí se pierde esa huella. Luego hay un gran vacío y empiezan a aparecer expedientes ya de los años treinta, cuarenta, cincuenta, hasta el sesenta, cuando esta práctica de enviar los archivos se detiene a causa de la guerra y también de un problema de espacio del propio archivo, que está copado.

Visitar este tipo de lugares no me deja de causar una especie…, no sé si de complejo de culpa o pudor. Pero sentí la justificación de ver los expedientes de locos porque creo que siempre sentí el temor de que yo podía parar en uno de estos lugares, sobre todo cuando era muy joven y ya sabía que no quería hacer nada más que escribir y no veía cómo iba a poder hacer un camino. Y comienzo escribiendo cuentos un poco demenciales que, ahora lo veo, en vez de parecer lo que es normal en nuestra historia literaria –que la escritura parte de un principio de realidad concreta–, partían de la irrealidad, en una especie de solipsismo o autismo.

Otra cosa que me causó la obsesión de realmente entrar y ver la relación entre la violencia estatal y la locura, típica de Guatemala, es el hecho de que incluso fuera de los muros de los asilos los guatemaltecos sufrimos de una locura colectiva, y que necesitamos una terapia nacional. Una locura que se traduce en el aislamiento de las clases altas, que viven rodeadas de murallas y de sistemas de seguridad, de guardaespaldas, en un aislamiento enfermo realmente sin contacto con su cultura inmediata. Pero sí están en contacto con la cultura de Norteamérica o de Europa. Creo que si se sometiera a alguno de estos personajes que viven así a un análisis psicológico habría mérito para encerrarlos. Al otro extremo hay una especie de misticismo y magia en el crimen, con reos confesos que reconocen haber mandado sacarle el corazón a mujeres o a niños de tales características porque un brujo les dijo que pueden sacarlos de la cárcel si hacen eso. Es una receta: el corazón de rubia, corazón de morena. Y lo hacen. Entonces es como dice el famoso lema: «No son todos los que están ni están todos los que son».

Comencé a visitar los archivos e inmediatamente encontré sorpresas. Tengo en mi computadora fotos de los expedientes más interesantes o más extraños. Algunos son solo eso, un fólder con la fecha de entrada, la fecha de muerte o la fecha de salida, pero otros sí contenían material inesperado. Mucho de esto está en un estado caótico total, sin clasificación, incluso papeles sueltos, entre ellos poemas. Un poema de 1934 de una mujer que se llama Leonor Liébano, y no es un registro médico sino que es algo que ella dejó ahí, decía: «Hoy es el día de mi cumpleaños/ Mi hermana amada ya me olvidó / Y estoy pasando mis tristes años / En esta tierra que no amo yo». Poemas de ese corte, muy cursis si se quiere, uno dedicado a la sor superiora que cuidaba a los internos, que aquí aparece como un alma benéfica. Y luego hay otro, en un registro más adelante, donde aparece como un demonio. Estas son cartas de una mujer que está pidiendo que la saquen de ahí asegurando que ella no está loca y luego el médico diciendo que sí está loca.

Y entre tanto en Guatemala se hace un escándalo. Unos meses antes, pasó ya casi un año, se descubre que un grupo de médicos norteamericanos llevó a cabo durante casi tres años (1946-1948) una serie de experimentos en guatemaltecos para ver los efectos de la penicilina en enfermedades venéreas, en busca de una cura, aunque ya existía. Había un doctor norteamericano llamado Cotler –que por cierto en Estados Unidos, hasta que se destapó este escándalo, era una persona considerada como una eminencia y una especie de benefactor de la humanidad– que hacía experimentos investigando los efectos de la penicilina en enfermos de sífilis, hasta que una investigadora le siguió la huella y primero en los

Estados Unidos lo obligaron a detener esta línea de investigación. Parece que, por las cartas cruzadas entre diferentes doctores, había uno guatemalteco en este grupo, el doctor Funes, que invita a tres de ellos a ir a Guatemala, donde no encontrarían este tipo de dificultades. Y, en complicidad con las autoridades sanitarias, lo hicieron. Parece que el Presidente en ese tiempo, en la época revolucionaria de Guatemala, no estaba enterado, pero sí el estamento médico. Actuaban en secreto, porque sabían que si se llegaba a saber ni siquiera en Guatemala se les permitiría esta experimentación con humanos. La mujer llegó a descubrir y revelar esta serie de experimentos, que involucraron a unos cinco mil sujetos entre presos, internos del Hospital Militar y sobre todo en el Neuropsiquiátrico, lugares escogidos para mantener el secreto y que no se divulgara. Empezaron a hacer más y más experimentos con internos; experimentos de inyección de bacilos de sífilis, de frotaciones y de coitos controlados. Hay un registro de cientos de prostitutas que llevaron, infectadas y no, para ver qué pasaba.

 En una de estas hojas sueltas que para mi sorpresa encontré en el archivo, el primer día que estuve ahí, y eso lo tomé como una señal de que debía seguir adelante, encontré una especie de diploma bufo que dice «La gran fraternidad neuropsicótica del Hospital Neurosiquiátrico de la ciudad de los locos, en reconocimiento por las grandes dotes para la frenoesquizohisteromaniacas del señor Levitan y John Cotler, quien creyéndose médico cumple honestamente con los deberes que su delirio le impone, acuerda nombrar los psicópatas honoris causa de esta inexistente sociedad…», etc. Entonces yo pensé, bueno, este loco se enteró antes que nadie, y eso me dio ánimos para seguir escarbando. Y no he encontrado nada de más entre esos quienes firman como «El Cabezón, El Altote y El Pelón». Yo quisiera saber quiénes eran estos genios que inmediatamente detectaron el problema.

Encontré muchas cosas y, tal vez por un cruce de influjos, hace poco leí un texto de un poeta neoyorquino que, basado en el hecho de la superabundancia de textos en la que vivimos hoy, propone una especie de escritura no creativa, la uncreative writing, en que no hace falta escribir más sino que hacer algo con todo ese texto que existe y que flota. En la Internet sobre todo. Él propone a sus alumnos que en vez de romperse los sesos siendo creativos busquen un ángulo para enmarcar estos textos que están por ahí. Yo no sé qué hacer con todo este material, tengo tres meses de estar visitando este archivo y no he pasado de la letra C. Hay tanto, y he estado ahí todos los días dos horas, disciplinadamente. Pero encontré esto que quiero citar, al menos un fragmento:

El presente del primer pliego duplicado de oficio segunda tanda Variedades de tipos Estrofas que se le tiene que proporcionar en visión de ensueños al grado sobrenatural Estrofas que tienen que proporcionar en visión sobrenatural y de estrofas que se le tienen que proporcionar en visión verídica Su trabajo especial tiene que ser de escribir a la brocha letras de sus originales modernas cantantes populares bombas atómicas De estrofas habladas y cantadas del trébol de las tres visiones ya indicadas Con el fin de mandarlas a la dirección de la prensa particular que resulte destinada a la misión de publicar Las luces de las leyendas a la brocha del payaso y payador alright es correcto Solitario brillante solo humano cabal o completo intérprete de almas y fantasmas que tienen que tener su misión especial a donde van justamente cosa que el periodista director tiene que tener el trabajo que si es poeta le tiene que poner la debida ortografía a las letras de las cantantes modernas originales bombas atómicas Por alright es correcto Visionista intérprete de almas de fantasmas de variedades de tipos Y las letras deben ser impresas para que los cancioneros especiales en el arte de cantar de escuela y prácticas que no son de escuelas pero sí pueden poner música a las letras para interpretarlas ante públicos entusiastas a los espectadores culturales de cuadros cómicos científicos y líricos y de escuchar las cantantes modernas bombas atómicas del trébol de estrofas de las tres visiones habladas y pintadas escritas a la brocha

Otra cosa que me causó la obsesión de realmente entrar y ver la relación entre la violencia estatal y la locura, típica de Guatemala, es el hecho de que incluso fuera de los muros de los asilos los guatemaltecos sufrimos de una locura colectiva, y que necesitamos una terapia nacional. Una locura que se traduce en el aislamiento de las clases altas, que viven rodeadas de murallas y de sistemas de seguridad, de guardaespaldas, en un aislamiento enfermo realmente sin contacto con su cultura inmediata.

por alright es correcto con debida ortografía por x y música por x solamente los cuadros cómicos científicos y líricos si tiene que ser representadas a la brocha por nuestro material alright es correcto cabal o completo segundo fecundo pater y mater porque tiene que ser cuadros de la biografía de su vida infantil y adulta de simple poesía que tiene que nacer en su corazón Y en la pantalla de su mente la revelación del divino panorama de una hermosa privada popular cantante bomba atómica moderna de estrofas habladas y cantadas del trébol de las tres visiones de ovación hacia las estrellas materiales del trébol de los tres pensamientos distintos especiales mentales De ovación a las estrellas materiales humanos mortales que tienen que nacer destinados a la misión que han de desempeñar El papel de que se tienen que convertir al antiguo juez y hacer justicias estrellas especiales del pensamiento mental conservador De ovación a las estrellas materiales humanas mortales tienen que nacer destinados a la misión de desempeñar el papel que los tiene que convertir ante un juez de hacer justicia estrellas especiales del pensamiento liberal De ovación a las estrellas materiales humanos mortales que tienen que nacer destinados a la misión de desempeñar el papel que los tenga que hacer convertirse en estrellas especiales del pensamiento imparcial Por iniciativa del gobierno de la República que tiene que ser no solo República de nacimiento de nuestro fecundo segundo pater y mater cabal o completo del mundo de debajo de cuerpos netos materiales permanentes inmortales de variedades de tipos que tienen que surgir sino también tiene que las simbólicas fecundas ciudades que tienen que ser capitales del trébol de los tres reinos mineral, vegetal y animal duplicando racional irracional Tiene que aparecer en la circunvalación de su mapa de la ciudad que tiene que resultar con la fecunda poesía de ser capital del reino mineral y sus ramas La señal es que tiene que apreciar en visión sobrenatural a la abuelita materna de nuestro pater y mater cabal o completo el cuerpo fantasma neto celestial del palacio del reino mineral y sus ramas A cargo del cuerpo fantasma neto celestial de orden sonto hembra de color negro obrera María Jesús Guadalupe con su radio especial de escuchar especialmente las variedades que tienen los metales para dar vida al material cuerpo humano mortal y a los animales irracionales que gozan de muerte artificial La ciudad que tiene que resultar con la fecunda poesía de ser la capital del reino vegetal y sus ramas la señal es que su abuelita materna en visión sobrenatural tiene que apreciar el cuerpo fantasma neto celestial del palacio del reino vegetal y sus ramas A cargo del cuerpo fantasma neto celestial de orden sonto hembra de color blanco obrero Jesús Guadalupe con su radio especial del zodiaco almanaque de la previsión del tiempo de trece meses el año de treinta días cada mes y de veinticuatro horas cada día donde se escuchará que cada clima tiene su orden científico de tiempo de sembrar a tiempo de hacer los trabajos a tiempo de levantar a tiempo las variedades de cosechas de plantas vegetales de dar vida a los humanos que gozan de la fortuna que tienen que tener cinco sentidos tienen que gozar de muerte natural Por medio de la guerra del espíritu santo padre celestial dios sonto es decir nuestro pater y mater sonto del mundo de arriba presente Sus estrellas de desplegar guerrillas de matar seres humanos son las estrellas de variedades de enfermedades que tienen que ser unas conocidas y otras desconocidas En los parrafitos de impresos especialmente por nuestro pater y mater sonto que el mismo tiro en su imprenta o prensa El Imparcial [que era el periódico tal vez más influyente de la década de los cuarenta hasta los ochenta] neto celestial su carta del Orión con maravillas de parrafitos de variedades de datos útiles cosa que al chocar usted con la carta del Orión la obrera oficinista especial de asuntos de la mesa de donde usted choca con distintas cartas del Orión Se la tiene que prestar la obrera oficinista para los ensayos de los cuadros cómicos científicos y líricos que tiene usted que ensayar para juzgarse usted misma como mujer de carne y hueso mortal Los datos que le estoy explicando y que le tengo que seguir explicando están impresos en la ya mencionada carta del Orión que tiene que llegar temporalmente o estar en sus manos Los científicos guerreros militares… [aquí se pierde y pasa al cuarto pliego del oficio duplicado segunda tanda] Letras y letras a la brocha del arte moderno de originales cantantes bombas atómicas privadas populares habladas cantadas del trébol de estrofas de las tres visiones Dichas letras que tienen que ser escritas a la brocha de mi puño y letra de la clínica del doctor don Carlos Salvador [el director del psiquiátrico] establecida en la ciudad presente deben pasar a la dirección de El Imparcial porque un día la diosa poesía circular nació en el corazón del caballero señor abogado poeta y periodista compositor de bellas obras culturales David Vela [el director del periódico] y en la pantalla de su mente la revelación del cuadro del humilde panorama de una aldea cosa que sin perder tiempo dijo a un su amigo caballero doctor especialista psiquiatra Hay un sujeto de aldea que escribe semanalmente a esta prensa datos sobre la creación de mundos datos que si no son luces necesarias sí pueden ser luces útiles para el año del juicio final total de cuentas cabales Las leyendas que escribe dicho sujeto tienen datos de orden privado y datos de orden popular que convidan a publicar un párrafo psiquiatra Es por eso que en nombre de El Imparcial presente en sus manos entrego las leyendas para su examen médico legal La par de revelación con referencia a mis leyendas escritas a la brocha por mi puño y letra surgió en el mes de julio de mil novecientos treinta y ocho y el veintiocho del mismo mes salió a la luz pública en la página editorial el párrafo de datos del examen Un examen neuropsiquiátrico por el doctor Mancía Castres De modo que en los primeros días del mes de julio de mil novecientos treinta y ocho por la fortuna que en mi versión verídica ya estaba impreso el párrafo anunciado anticipadamente en cuadros cómicos de variedad de ritmos que se me proporcionaron en visión de ensueños al grado sobrenatural y en visión sobrenatural Si el párrafo de datos de mi examen espiritual neuropsiquiátrico solo por medio de mis leyendas manuscritas a la brocha por mi puño y letra no apareció impreso solitario en la página editorial de El Imparcial el día veintiocho de junio de mil novecientos treinta y ocho Sino que acompañado con el dibujo comodín total es el dibujo destinado a la misión de resolver y definir de manera racional Cualquier cuadro que se forme su aparición de orden misteriosa sobrenatural y de orden misterioso verídico Son cuadros cómicos científicos y líricos que pertenecen directamente al nacido poeta en bruto virginal payaso o payador a la brocha alright es correcto Solitario brillante solo humano visionista que yo Mariano Natividad Guerconi soy y mi tesoro permanente es solamente de almas que tienen su misión especial a donde van Y de total cuerpos netos fantasmas de variedad de tipos del trébol de los tres fecundos mundos al límite de sus radios populares Fantasmas originales del primer mundo de amante negro virginal o sea el mundo de la diosa poesía circular de la tremenda oscuridad total…

Parte es eso, y luego hay una serie de diagnósticos o de historiales donde los médicos tratan de clasificar a estos enfermos y de justificar su labor. Y realmente estos médicos podrían estar encerrados también. Hay cientos de casos, como por ejemplo el de una niña de diez años: la única explicación sobre ella dice que es de difícil trato, además «sabe boxear y les pega a los niños». Su madre está en la cárcel porque el Presidente, que estuvo durante quince años, le tiene inquina. No hay más explicación y parece que no sale de ahí. En otro caso se dice «Loco. Causa: se ganó la lotería». «Causa –otro caso–: cree que lo han hechizado.»

El caso con el que quiero cerrar me parece lo más extraño. Es de un señor que se llama José Luís Osorio Toledo, que ingresa en el asilo en el cuarenta y nueve, guatemalteco. Hay una serie de datos médicos, algunos muy especializados, y es increíble lo que pasa:

Raza: mestiza nacido en mil novecientos nueve. Historia familiar: Abuelo paterno no ob-tuvimos datos. Abuelo materno ya falleció pero ignora la causa de su muerte. Abuela materna vive en Antigua, es ya muy anciana y su nombre es Dolores Toledo de Osorio. Padre ignora su paradero, padecía de ataques epilépticos. Hermanos no tuvo.

¿Ha tenido abortos? No.

¿Gemelos? No.

 ¿Hijos varones? No.

¿Hijas? No.

Historia personal: Historia prenatal todo normal. Desarrollo caminó y habló a la edad normal. Lactancia natural sin alimentación artificial.
Manifestaciones de interés neuropsiquiátrico durante el curso de su vida: Poliura no, ecopofresis no, coprofagia no. Masturbación no. Cefaleas pasajeras. Fiebres no identificadas no. Dolores no, solo cuando le ponen inyecciones o cuando le pegan los enfermeros. Constipación no. Convulsiones sí, durante los ataques. Perturbaciones del sueño no, duerme muy bien. Insomnio no.
Hipersomnia no. Sonambulismo no. Traumas psíquicos por la muerte de su madre y cuando lo metieron preso. Otras manifestaciones un intento de suicidio por dificultades con una hermana de la caridad. Se abrió el vientre con un grillete. Sarampión tuvo de pequeño. Operaciones quirúrgicas no. Traumatismos físicos sí, patadas en la cara y otras partes del cuerpo, un leñazo en la mano derecha habiéndole quedado una seudoartrosis en el quinto metacarpio, además una herida en la pared abdominal hecha por él mismo con fines de suicidio cuya cicatriz de dirección horizontal situada cinco centímetros debajo del ombligo mide aproximadamente doce centímetros de largo.
Adaptación social: Relaciones interpersonales con familiares, amigos y compañeros normales.
Sociable sí. Dado a tener amigos sí. Amistades verdaderas tres o cuatro. Sexo preferido en su trato social el masculino. Adaptación frente a las nuevas situaciones normal. ¿Conduce a su grupo o se deja llevar? Conduce a su grupo. ¿Se ha destacado en alguna comunidad? No. Tendencia a la extra atención no. Tendencia a la alienación sí, a veces es altanero. Introversión no. Depresión no. Mentiroso sí. Ladrón no. Vagabundo no. ¿Odia a la mujer? No, las aprecia. ¿Odia al hombre? No. Inclinación afectiva dominante hacia el padre no, porque está muerto. ¿Hacia la madre? Sí. ¿Tímido? No. ¿Puntilloso? Él dice que no pero tenemos referencias de que sí. ¿Franco en sus opiniones? Sí. ¿Honrado e íntegro? Sí. ¿Observa las leyes y normas establecidas. Sí. ¿Hechos delictuosos? Sí, uno de ellos es el motivo de su reclusión.
Sabe leer, escribir y las cuatro reglas. Vocación: Albañilería y textil.
Conducta: Buena.
Evaluación del interés sexual y datos específicos: Consciencia sexual no presenta a la fecha, libido moderado, erecciones nocturnas, masturbación nunca la ha practicado según dice, eyaculaciones pocas con motivos de ensueños, sueños eróticos sí de vez en cuando. Espermatorrea no. Esperma al defecar no. Impotencia sexual no. Frigidez no. Fantasías sexuales no.
¿Actitud en el coito? Nunca lo ha tenido. Mirón sí, le gustaba ir al río a ver a las mujeres cuando se bañaban. Erotomanías no. Otras perversiones no. Noviazgo nunca. Matrimonio nunca se casó.
Placeres especiales: le gustan moderadamente las fiestas, la música y los deportes. Disgustos: Solo cuando alguien lo molesta.
Trabajo: Clase tejedor. Grado de habilidad en el oficio: Competente. Salario: Un quetzal [o sea como veinticinco céntimos de dólar] de vez en cuando que después le quitan. Responsabilidad sí. Satisfacción sí. Hábito de ahorro: sí, quiere disponer de dinero para su abuelita, una anciana de más de ochenta años. Otros datos sin importancia. Nivel de lenguaje: normal, espontáneo. ¿Es chabacano? No. Torpe no. Rudo no.

Luego vienen más cuestiones técnicas y después un historial de por qué lo encerraron.


Historia clínica psiquiátrica: Las autoridades antigüeñas capturaron a José Luís Osorio, sujeto juzgado en primera instancia por el delito de lesiones de las personas señora Piedad Lira viuda de Arana y su hija, quienes lo empleaban, a quienes agredió furiosamente a mordidas y golpes. A la señora de Arana le causó tres mordidas en ambas mejillas y además le mordió el brazo izquierdo, a la señorita Arana Lira le mordió el brazo derecho causándole además una lujación en el mismo brazo e intensos golpes contusos en diferentes partes del cuerpo. Juzgando que era víctima de trastornos mentales lo enviaron con una escolta al Hospital de Antigua para tratar su enfermedad, pero pocos momentos después de ingresar al referido hospital arremetió contra la escolta en un acceso de furor, llegando al extremo de haberle quebrado el arma a un soldado. Sor Superiora de aquel hospital suplicó que no se lo dejara en el referido centro de caridad por juzgarlo muy peligroso, motivo por el cual fue enviado a este asilo para su reclusión y tratamiento.
Habiendo presentado quejas de maltrato en el interior de asilo al Ministro de Gobernación y al Director de Asistencia Social, con quejas falaces e infundadas, el director del asilo de alienados contestó lo siguiente. Señor director: En cumplimiento de la providencia que antecede tengo el honor de dirigirme a usted para informarle que he seguido una minuciosa pesquisa acerca de la queja presentada por los enfermos José Luís Osorio Toledo y José Molina Samui, únicos firmantes de la misma y que han usado el nombre de otros epilépticos para darle mayor fuerza a su demanda. José Luís Osorio Toledo es un individuo sumamente peligroso, calumniador, muy irritable, sujeto a las crisis de cólera, dispuesto a la controversia y la discusión, vengativo, chismoso, egoísta y siempre insatisfecho, buscando a cada rato el pretexto para lamentarse con vehemencia formulando reclamaciones y procurando por todos los medios posibles la conmiseración de los demás. Se hizo también un relato de los hechos que motivaron la reclusión de este individuo acaecido en Antigua, Guatemala. En todos los asilos del mundo donde hay individuos como este se sabe que son los entes más difíciles de trato que puede encontrarse.
Todo les hiere, todo los roza, sospechan de cuanto se les dice y aconseja, desconfían del mundo entero y sintiéndose humillados por todos se dejan dominar por la cólera, por sus instintos de inferiores, por su irritabilidad, dispuestos a herir, a entregarse a toda clase de arrebatos, desvalorizando sus actos y con marcada tendencia a la venganza, evidenciándose en su impertinencia, sus reclamaciones y sus quejas casi siempre sin fundamento. Siendo por consiguiente los enfermos más insoportables de la patología psiquiátrica, en tal virtud le ruego a usted tome en consideración que las quejas que formulan estos individuos tienen un fondo etiológico, es decir depende de su constitución psíquica deformada. Por lo tanto, como una medida prudente para que no sorprendan la buena fe del señor director con sus quejas falaces, me permito rogarle no darle importancia a ninguna de estas que más bien vienen a confirmar los tristes atributos de la mentalidad degenerada de estos enfermos.
Examen psiquiátrico: Se presentó siempre a nuestro examen con buena actitud y correctamente vestido. La parte caracterológica, o sea la conducta del individuo como reacción temperamental, es de una distintividad primitiva, salvaje, manifestada por ferocidad cuando después de algunos ataques entra en estado de furor en el que se torna una fiera temible. Este estado dura unas seis horas con tratamiento de fenobarbitúricos.
Discusión y pronóstico: En vista del historial que antecede y después de una larga observación y de exámenes clínicos y de laboratorio que se le han practicado en el asilo de alienados podemos afirmar que José Luís Osorio Toledo sufre un síndrome de modalidad genuina esencial o primaria. Basamos este diagnóstico atendiendo en primer lugar a su personalidad que concuerda maravillosamente con las descripciones de los autores: violento, irascible, irritable, explosivo, vanidoso, querellante, jactancioso, quejoso, rencoroso, hipócrita, vengativo, agitador, revoltoso, intrigante, oportunista, ingrato, cruel, mentiroso, pegajoso, en fin, toda una constelación lamentable que lo convierte en un verdadero alienado. Es alienado en el sentido médico y legal todo individuo con perturbaciones mentales de carácter antisocial, persona que se convierte en extraño al medio. Peligroso social y de un trato difícil y delicado. Es un tipo desadaptado cósmica y socialmente, amargado de la vida, con gestos de agresividad constante, con manifestación de varios complejos de inutilidad y de inferioridad con envidia.

Bueno, creo que este hombre optó por el supremo recurso de la locura.