Apsi 298, del 3 de abril al 9 de abril de 1989

Fieles al contemporáneo precepto de que el hombre moderno está cada vez más ocupado y dispone de menos tiempo para informarse, los periodistas-escritores nacidos y criados en este país de poetas han optado por concentrar en el título de sus reportajes-obras todo el lirismo que permite la lengua española en la idea de seducir al lector, de animarlo a no abandonar ni por un segundo la lectura de textos en los que se concilia el dato fresco con la hermosura formal de la palabra.

Qué mejor, entonces, para tan noble propósito, que escoger un título como Crónica de una muerte anunciada para reproducirlo o intervenirlo y así además rendirle un merecido homenaje al periodista y escritor Gabriel García Márquez, autor de dicha novela en la que se recrea un verídico crimen acaecido hace algunas décadas en su Colombia natal.

Apsi ha preparado el siguiente dossier con la selección de algunos de los mejores títulos de la década, acompañando a cada uno de ellos un somero análisis que justifique su inclusión en esta verdadera antología de periodismo y literatura.

“Unidad de fomento: crónica de una muerte anunciada” (Revista Análisis, 1 de junio de 1987). Para nadie es un misterio el hábito de muerte y sufrimiento que ha esparcido a su paso entre los chilenos la execrable unidad de fomento (UF) en sus ya largos años de vida: miles de deudores han caído por su culpa en depresión aguda, han visto cómo se desintegra el núcleo familiar o, incluso, han tomado la trágica decisión de pegarse un tiro en la sien por no tener con qué pagar las letras que mes a mes les hace llegar a sus casas la entidad crediticia. En esto radica el brillo poético-dramático del título arriba señalado: en referir un debate sobre el futuro de la UF poniendo énfasis en el meollo del asunto: el componente trágico y sanguinario de este engendro monetario-capitalista. Si además consideramos que se ha anunciado hasta el cansancio la posibilidad de acabar de una buena vez con este flagelo que atormenta a un porcentaje importante de la población, y si por último reparamos en que efectivamente se trata de una crónica, tenemos que el título escogido no sólo hace gala de una alta dosis de lirismo, sino que además contiene una fidelidad con los hechos a prueba de balas.

-“La novela: crónica de una muerte prematuramente anunciada” (Revista Hoy, 11 de abril de 1988). Aquí se aprecia una doble genialidad. Primero, se le rinde un velado homenaje a la novela de García Márquez desde el momento que se introduce en el título el concepto de que ese género literario no ha muerto, a pesar de lo que digan los pitonisos de siempre. Y, segundo, se le añade a la creación de este ganador de un Premio Nobel que casi sentimos como propio la palabra prematuramente, logrando así invertir el sentido original del constructo y haciendo que lo que antes era muerte hoy sea dos veces vida. De profunda raíz cristiana, de innegable amor a la creación del Supremo Hacedor, este título quizás sea una exhortación a revisar con espíritu crítico nuestros actos y –por qué no decirlo– a convertirnos en la huella del Señor sin jamás abandonar el amor por la literatura. A no dudar, una empresa encomiable.

-“Despidos masivos a votantes del no: crónica de una venganza anunciada” (Revista Pluma y Pincel, 21 de octubre de 1988). El título aquí escogido es una cabal demostración de fidelidad con el motivo que atraviesa de principio a fin la novela de García Márquez. En ella, los hermanos Pedro y Pablo Vicario matan a Santiago Nasar para supuestamente restaurar el honor mancillado de la familia, cuando la verdad es que el asesinato no es más que el cumplimiento de una orden social llena de venganza por la también supuesta relación sexual que Nasar tuvo con Ángela Vicario, antes de que ella fuera cedida en matrimonio a Bayardo San Román. Pluma y Pincel recoge el motivo, troca la palabra muerte por venganza y se anota un tremendo poroto al decir las cosas por su nombre, sin por eso renunciar al imperativo de belleza que debe asumir cualquier medio de comunicación que efectivamente quiera contribuir al enriquecimiento cultural de la patria.

-“Crónica de una salsa anunciada” (Revista Cauce, 31 de marzo de 1988). El principal atractivo de este título (en ningún caso el único) es la obligatoriedad que le presenta al lector de aguzar la vista y leer entre líneas, ya que una lectura irreflexiva y superficial podría inducirnos a pensar que se trata de una fórmula facilista, para salir del paso, o de una frescura intelectual, o, lisa y llanamente, de una broma. Nada de eso: no hay que llamarse a engaño. Si se analiza detenidamente el constructo, debe consignarse que se trata de un gran título. En primer lugar, el texto en cuestión es realmente una crónica. Pero, dirá usted, ¿por qué crónica de una salsa? Piénsese en el origen de esa música: es del Caribe, del trópico; la misma tierra donde transcurre la novela de García Márquez. Y, por último, ¿por qué salsa anunciada? Porque a pesar de que no lo señala su autor, uno deduce que desde hace mucho tiempo se estaba abonando el terreno para la creación de un Club de Salsa con todas las de la ley, como el que se describe en el artículo. Si a eso se suma la natural musicalidad del título, está todo dicho. Para qué seguir. Notable.

-“Triunfo del no en el plebiscito: crónica de una derrota anunciada” (Revista Análisis, 10 de octubre de 1988). Haber utilizado la bellísima estructura lingüística creada por Gabriel García Márquez para un acontecimiento tan magno como la victoria del no en el plebiscito del último 5 de octubre constituye, a todas luces, un gesto y un acierto que enaltece al periodismo nacional. Aquí no sólo se sintetiza de manera proverbial un hecho que estaba en la mente de casi todos los chilenos con bastante anterioridad a la fecha del acto eleccionario, sino que además se le dedica ese triunfo a un escritor que se vio forzado a tener que publicar sus libros (¿qué comía si no lo hacía?) a pesar de haber manifestado en una ocasión que él no editaría nuevas novelas mientras el general Pinochet se mantuviera en el poder. Por otra parte, no se puede soslayar la sutileza de anteponer al título con la palabra derrota un epígrafe con la palabra triunfo, decisión de raigambre estética que crea una interesante dialéctica triunfo-derrota y que hace ambiguo al texto; es decir, lo sitúa en una tercera dimensión que engancha de maravillas con la poética de la obra abierta, tan en boga en la literatura y en el arte en general a estas alturas del siglo XX.

-“Crónica de una caravana anunciada” (Revista Cauce, 5 al 11 de mayo de 1988). Si se piensa en todas las nuevas generaciones de periodistas que hoy se están formando, es menester advertirles a ellas que no faltarán los que digan que este título sí que representa una flagrante falta de originalidad, una intervención antojadiza y hasta ridícula de un constructo de palabras creado para encabezar textos acaso más importantes. A ellas se les reitera: no se llamen a engaño. De modo objetivo, debemos consignar que este título es espectacular, porque resume en apenas cinco palabras la fallida gesta de una caravana de artistas, intelectuales y políticos (latinoamericanos y europeos) que quiso ingresar a Chile para solidarizar con todos los perseguidos de la dictadura del general Pinochet. Como a los funcionarios que laboran en las fronteras chileno-peruana y chileno-argentina se les había anunciado la posibilidad de que estos señores vinieran a meterse en asuntos que no les competen, el trabajo consistió en no dejarlos entrar. La analogía es inevitable: así como se anunció la llegada de la caravana, así también se anunció en la novela de García Márquez que a Santiago Nasar lo matarían. Genial: en ambos casos se cumplió el anuncio.

-“Crónica de una recesión anunciada” (Revista Hoy, 22 julio de 1981) El título pionero, el que inició el camino de este encuentro definitivo y ojalá indisoluble entre el periodismo y la literatura, el título de la vanguardia lúcida. Hacía muy pocos meses que había llegado a Chile el texto de García Márquez, por lo que se corría el riesgo de que a los lectores no les simpatizara el intento de hermanar dos artes en apariencia antagónicas. Se escogió un tema medular para la economía nacional, el de la recesión mundial que acabó con la ilusión del boom, del dolar a 39 pesos, y que puso en jaque la gestión del gabinete económico liderada por Sergio de Castro. Ahí estuvo la clave del éxito posterior: en la decisión de utilizar la palabra recesión como certera metáfora de una muerte presagiada (la del boom) que se consumó frente a una galería de funcionarios pasivos que nada hicieron para evitarla y que finalmente se lavaron las manos, tal como hace casi dos mil años lo hizo Poncio Pilatos.

“Luis Guastavino, dirigente del Partido Comunista: crónica de un segundo golpe de estado anunciado” (Revista Análisis 18 de enero de 1988). si bien el título aquí antologado aparece en primera vista un tanto intrincado, quizás algo forzado, no es menos cierto que sintetiza de manera brillante y muy poética una de las dudas que albergó durante meses un vasto porcentaje de ciudadanía: si el gobierno del general Pinochet respetaría el resultado del plebiscito en el caso de que saliera perdedor, o si, en caso contrario recurriría a un segundo golpe de estado para mantenerse en el poder. En el entendido de que el periodismo tiene entre sus derroteros la obligación moral de representar la inquietud ciudadana, he aquí, entonces, una cabal muestra de fiel cumplimiento por parte de este semanario del mandato ordenado por sus lectores. Asimismo, títulos de esta naturaleza demostraron su incidencia en la psiquis del chileno medio: pusieron en alerta a todos aquellos que, a pesar de tener la voluntad de actuar con madurez cívica durante la votación plebiscitaria, no desechaban la posibilidad de utilizar todas las formas de lucha a su alcance para que se cumpliera el veredicto popular.

***

Anexo 1

Como era de suponer, la atrofiada prensa internacional no tuvo ninguna vergüenza para plagiar el gesto inaugurado por su símil chilena. Eso sí, lo ha hecho (y tal vez lo siga haciendo) sin la menor sensibilidad y delicadeza, tan necesarias a la hora de intentar una efectiva comunicación entre información y creación. Los ejemplos son burdos. Se citarán sólo tres para no aburrir al lector: “Moscú: chronique d’ un changement annoncé” (L’ Evément du Jeudi, 13 de agosto de 1987); “Pakistan: chronique of a death foretold” (South, octubre de 1988); “Cambio de gabinete en España: crónica de una crisis anunciada” (Agencia France Press, 8 de julio de 1988). Sin comentarios.

Anexo 2

Resulta interesante comprobar que la vena poética inflamada que surca al periodismo chileno no lo contenta con reproducir o intervenir la matriz base Crónica de una muerte anunciada, sino que lo hace buscar además nuevas formas de expresión basadas en ese mismo título o en otros títulos del propio Gabriel García Márquez, sin duda el maestro de maestros. Revisemos algunas variantes más significativas: “Crónica de un desafío equivocado” (Cauce); “Crónica de una oposición desencontrada” (Análisis); “Presos políticos: denuncia de un motín anunciado” (Análisis); “La increíble y triste historia de la DINA” (Apsi);”La increíble y triste historia de la cándida Bauhaus y su desalmada Gestapo” (Pluma y Pincel);”El general no tiene quien le escriba” (Mensaje); “El amor en los tiempos del rock” (Pluma y Pincel); en fin. La lista es eterna y queda a disposición de todos los interesados en estudiarla con propósitos académicos.

Anexo 3

La reciente aparición en Chile de la última novela de García Márquez (El general en su laberinto) plantea un desafío ineludible a nuestra prensa:defender lo que es propio de la cultura nacional y no permitir que, una vez más, cierto periodismo de trincheras y cloaca esparcido por todo el planeta nos robe sin pagar ningún derecho el trabajo intelectual-creador que tantos sacrificios nos ha demandado preservar. Para tal efecto, se sugiere que desde ya estudiar con rigor la nueva estructura garciamarqueana para ponerla en práctica en las semanas venideras. Por ejemplo, no sería desdeñable publicar: “Exilio de Stroessner en Brasil: el general en su laberinto”; o si se quiere; fórmulas más complejas y arriesgadas, como: “El último año de Pinochet: crónica de un general en su laberinto anunciado”. Finalmente, en el caso de que los iraníes despachen al escritor Salman Rushdie, se podría titular: “Crónica de la increíble y triste historia de un novelista desalmado y su cándido libro Versos satánicos en un laberinto de muerte anunciada”.

La idea está lanzada. Provecho.