EN 1990, JUNTO CON LA DEMOCRACIA y los exiliados, retornó al país la plena libertad de expresión, o sea, de publicación. Pero también se asentó sin matices el libre mercado. En el ámbito editorial, todo esto significó la consolidación de los grandes grupos transnacionales. Al margen de ellos surgieron numerosas editoriales independientes, hechas con más esfuerzo que ambiciones lucrativas. No todas pudieron perseverar. De las que sí, para efectos de este artículo, hemos considerado a casi todas aquellas que cuentan con un catálogo igual o superior a los cinco títulos. Hay distintos enfoques y pretensiones así como distintas maneras de funcionamiento, pero todas coinciden en el carácter casi épico con que sus editores las mantienen vivas y presentes en librerías. Las editoriales universitarias o vinculadas a instituciones, aun siendo independientes, no han sido consideradas para este diccionario, pues ellas responden a otras lógicas de administración y sustento. Es éste un trabajo parcial, involuntaria pero inevitablemente metropolitano y tal vez profundamente inactual: en el camino a la imprenta acaso varias de estas editoriales desaparecieron y aparecieron otras tantas o, al menos, otras pocas.

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ALTAZOR: Ediciones Altazor nació al alero de la librería homónima que el bibliotecólogo Patricio González mantiene, desde 1982, en la Galería Couve de Viña del Mar. El sello comenzó publicando poesía de Juan Cameron y Ennio Moltedo. Después se abrió a la publicación de narrativa –el año pasado aparecieron los tres volúmenes de las Obras reunidas, de Alfonso Alcalde– y ensayos en torno a la región. Los libros se financian de diversas maneras: a medias con el autor, encargos académicos, y fondos concursables donde la editorial se limita a prestar el huidobriano nombre. Sin definirse necesariamente como marginal, Altazor sigue cómodo en su paracaídas.
ANIMITA CARTONERA: Versión chilena del proyecto argentino Eloísa Cartonera: libros impresos o fotocopiados, hechos con cartón reciclado y muy baratos. Ha publicado, en sólo dos años de actividad, obras de Gonzalo Millán, Carmen Berenguer, Jaime Collyer, Raúl Zurita, Mauricio Electorat y Felipe Cussen. Mención aparte para el gracioso nombre de la naciente colección de libros para niños: “Mi primer cartón”.

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BARBA DE PALO: Barba de palo es el nombre vernáculo que se le da al Tillandsia Usneoides, de hojas verdes o grises filiformes y de semillas plumosas. El ya fallecido poeta Jorge Torres –autor de Recurso de amparo, uno de los primeros poemarios publicados en Chile tras el Golpe– bautizó esta editorial radicada en Valdivia y que se ha mantenido viva a pesar de las consabidas dificultades del trabajo cultural en regiones. Con atención preferente a la producción poética y ensayística local, Barba de Palo funciona desde principios de los 90 hasta la fecha –ahora en asociación con la editorial El Kultrún–, publicando a autores como Clemente Riedemann, Yanko González, Rosabetty Muñoz, Pedro Antonio Araya, Antonia Torres y otros escritores del sur de Chile. Kultrún, cabe señalar, es una pequeña editorial, también valdiviana, fundada en 1985 por Ricardo Mendoza, Mariana Matthews y Carlos Fischer, cuyo primer libro, en palabras de Mendoza, fue un poemario “bastante parriano” de Rafael Rosende.

BEUVEDRÁIS: Edmundo Rojas bautizó así esta particularísima editorial en honor al barón (Be) Karl von (Uve) Drais (Dráis), “silvicultor e ingeniero que durante el siglo XIX ayudó al desarrollo de lo que hoy se conoce como bicicleta”, en palabras del propio editor. Es particularísima esta editorial por varias razones, entre ellas: a) Que no hay colecciones ni líneas, sino sucesivos –y regulares– antojos de Rojas; b) Que el propio Rojas lo hace todo menos la impresión; c) Que es también Rojas quien distribuye los libros en bicicleta (uno de los volúmenes más gruesos que ha publicado es, de hecho, el manual Ciclismo eficiente); d) En todos sus libros el editor bromea en la página de los créditos, burlándose de la edición y llegando incluso –en el libro Cabeza de vaca, de Armando Uribe– a recomendar un boliche de Ñuñoa donde venden exquisitos sándwiches y cervezas heladitas. Su abanico editorial abarca desde numerosos poemarios del susodicho Uribe hasta libros de poetas jóvenes, piezas perdidas de la literatura nacional y una antología de poesía en lengua inglesa cuyos derechos Rojas se precia en los créditos de no haber pagado.

BRAVO Y ALLENDE EDITORES: Eugenia Echeverría, Cristián Vila, Jaime Quezada y Edward Lear son algunos de los numerosos autores que han publicado en este sello. Lear, por supuesto, no se enteró, pero igual vale la traducción de Limericks que hizo Juan Rivano en 1992. La editorial data, justamente, de comienzos de los años 90, y en no pocas ocasiones admite que el financimiento provenga del bolsillo del autor.

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CARLOS PORTER: En 1990, Roberto Merino y Carlos Altamirano vivían en una casa de la capitalina calle Carlos Porter en honor a la cual, junto a Fernando Balcells, bautizaron esta editorial. Desde entonces Ediciones Carlos Porter se ha regido exclusivamente por los buenos caprichos de los tres amigos editores. Cada libro se ha financiado de manera distinta. El debut fue con Sentado en la cuneta de Claudio Bertoni, para al siguiente año publicar el famoso Arte marcial, de Bruno Vidal. Luego vinieron libros de Francisco Mouat, Manuel Vicuña y el segundo y hasta hoy último poemario del propio Merino.

CATALONIA: Gerenteada por Arturo Infante, ex editor de Sudamericana, Catalonia también se dedica a la representación y distribución en Chile de sellos extranjeros como Losada, El Ateneo, De la Flor y Adriana Hidalgo Editora. La experiencia de Infante en el negocio explica que actualmente Catalonia sea una independiente grande y sustentable, que ya tiene 30 personas trabajando y supera los 25 títulos al año, los cuales van desde ensayo y la crónica a la novela y las memorias, del rescate a la apuesta, de la coedición a la traducción y de José Bengoa a Pietro Aretino, pasando por Ignacio González Camus, Pamela Jiles y el inesperado narrador Camilo Escalona. Uno de los mayores éxitos de Catalonia es Allende. Cómo la Casa Blanca provocó su muerte, de la recién fallecida Patricia Verdugo, que durante el 2003 fue uno de los libros más vendidos en Chile.

CONTRABANDO DEL BANDO EN CONTRA: El joven poeta Héctor Hernández Montecinos fundó este sello en 2003, presumiblemente para llevarle la contra a quienes se la llevaban a él. Dedicada exclusivamente a la poesía, en particular a los poetas jóvenes, dentro de la decena de títulos publicados destacan los del propio Hernández. En su momento, la editorial se dio maña para organizar un concurso de poesía llamado “Mañana estarás en Hawai”. Recientemente Hernández cerró este sello y abrió otro con el nombre de Mantra.

CUARTO PROPIO: Marisol Vera es la fundadora y directora de esta editorial cuya importancia sería difícil poner en duda. Cuarto Propio, que en 2008 cumple 24 años, fue durante bastante tiempo la editorial de Claudio Bertoni, Carla Cordua, Pedro Lemebel y Diamela Eltit, entre otros autores. Pródiga pero dispareja, financiada con voluntad, fondos concursables y buena paciencia, Cuarto Propio tiene, a la fecha, más de 500 libros publicados. Es una de las independientes que más resonancia consigue en el mundo académico, principalmente por su colección “Ensayo”, que aborda temas de política, género y crítica cultural, con autores como Leonidas Morales y Nelly Richard. La editorial cuenta entre su anecdotario el haber estado domiciliada en la calle Keller de Providencia y haberse mudado a la calle Sazie de Santiago, para poco tiempo después echar marcha atrás y reinstalarse en Keller, donde hasta hoy se encuentra.

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DOLMEN: En 1992 la reputada editorial Hachette se metió en un lío financiero y tuvo que vender sus editoriales fuera de Francia. Juan Carlos Saéz, por entonces gerente de Ediciones Pedagógicas Chilenas, compró la sucursal de Hachette y la renombró Dolmen, pues le pareció “un nombre fácil de pronunciar en tres idiomas distintos”. Su catálogo va de la biología vanguardista de Maturana y Varela hasta las irregulares voladas de Alejandro Jodorowsky, pasando por un bestseller del recordado –o no tanto– graffitero cubano Pible, que estuvo cerca de 40 semanas en la lista de los libros más vendidos, y que a la primera de cambio firmó con una transnacional. Dolmen en sus años mozos –o dorados– llegó a contar con más de 100 trabajadores y facturaba siete millones de dólares. Pero a este pequeño gigante lo pilló la crisis asiática. Tras una agonía prolongada, la editorial, y sus 800 títulos de carga, desaparecieron brevemente el 2003, para luego, con otro nombre (véase J.C. Sáez Editor), proseguir sus actividades.

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FORJA: Editorial del tipo “le publicamos su libro si usted lo paga”, Forja nació en el año 2003, según sus editores, “como respuesta a las necesidades literarias y educativas de nuestro país, con el objeto de ofrecer a los lectores una nueva mirada del mundo, abriendo un canal directo a las voces de los escritores nacionales”. Sus colecciones abrazan todos los géneros y su página web es de notable calidad; ambas cosas se explican tal vez por el hecho de que, como queda dicho, Editorial Forja es una casa abierta a todo aquel que quiera publicar algo y tenga el capital (monetario más que literario) para hacerlo.

FRASIS: En 2003 vio la luz con Territorios en fuga, un volumen que reunía textos de críticos chilenos sobre la obra de Roberto Bolaño, preparado por Patricia Espinosa. Desde entonces la editorial ha publicado otros 24 libros dedicados a las ciencias sociales y las humanidades y también a la dramaturgia y la narrativa, en lo que podría llamarse su alter sello, Ciertopez (que ha publicado la controversial obra Prat, de Manuela Infante, y La mujer gallina, de Alejandro Moreno, entre otros títulos). Frasis es una empresa de doble cara: su catálogo se financia por los trabajos comisionados por universidades y otras instituciones, que “van desde la diagramación hasta la corrección de textos”, y les permiten sumar monedas para darle afrecho al chanchito de las publicaciones, como dice el editor general Marco Antonio Coloma. Frasis es una de las pocas editoriales con una librería virtual (www.frasiseditores.cl) donde, naturalmente, se pueden encontrar sus libros.

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J.C. SÁEZ EDITOR: Tras el cierre de Dolmen en 2003 (véase Dolmen), el ya experimentado editor Juan Carlos Sáez decidió crear una casita editorial con su propio nombre (en rigor, el nombre, a pesar de que es suyo, lo decidieron a medias Leonardo Sanhueza, quien diseñó el logo, y Alejandro Jodorowsky, quien colaboró con la alquimia o algo así). El asunto es que Sáez dejó el gigantismo de Dolmen por la discreción y el buen gusto de una editorial boutique, como él llama a su nuevo proyecto. Curiosamente, el editor identifica tres líneas editoriales (Formador de formadores, Ensayo y Pedagogía) que no coinciden con sus colecciones más difundidas, como son la serie de poesía (que contempla varios libros de Germán Carrasco y la Obra poética de Rosamel del Valle, posiblemente el trabajo más importante en términos patrimoniales y tal vez también literarios publicado por el sello) y la seguidilla de recopilaciones de crónicas que empieza con el longseller Aunque no entendamos nada, de Enrique Vila-Matas, y sigue con En busca del loro atrofiado, de Roberto Merino y Agua perra, de Leonardo Sanhueza, entre otros títulos. Destacan también las antologías de poesía y narrativa joven preparadas, respectivamente, por Francisca Lange y Carlos Labbé, así como el volumen Entrevistas con Enrique Lihn, editado por Daniel Fuenzalida.

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LA CALABAZA DEL DIABLO: Interesado en recuperar al aspecto más rupturista de la literatura chilena, Marcelo Montecinos fundó, en 1997, Libros La Calabaza del Diablo, a la que luego se sumó su amigo el poeta Jaime Pinos (quien abandonó hace poco el proyecto para fundar Ediciones Lanzallamas, sello que inauguró recientemente su catálogo con Siberia, de Roberto Contreras). Poesía y narrativa se pelean los seis títulos anuales que en promedio saca al mercado esta editorial. Entre sus políticas destaca la sensatez de ofrecer libros a precios razonables (algo dolorosamente extraño en Chile), sin por eso abandonar una cierta estética. Algunos de sus títulos más comentados son: Informe Tapia y Ciudadanos de baja intensidad, ambos de Marcelo Mellado (el autodenominado punching ball de los poetas porteños, en su momento “levantado” a Random House, que al parecer no opuso demasiada resistencia); El pekinés, de Guillermo Valenzuela; varios libros de crónicas de Gonzalo León; Restaurant Chile, de José Ángel Cuevas; Banda sonora, de Andrés Anwandter; Etc., del desaparecido narrador y poeta Claudio Giaconi.

LAR: Editorial independiente chilena creada en Madrid, en 1981, por el poeta Omar Lara, por entonces exiliado. Su nombre remite tanto al apellido de su fundador (abstracción hecha de su segunda “a”), como a la corriente de poesía lárica iniciada por Jorge Teillier. Sin embargo (o sobre todo) Lar es una sigla que significa Literatura Americana Reunida. Alrededor de trescientos títulos componen un catálogo editorial marcado por el ánimo de recuperar espacios colonizados por la censura dictatorial en la década de los 80: Patricio Manns, Volodia Teitelboim, Joan Jara y Diego Muñoz son algunos de sus autores. La tendencia histórica ha sido que los propios escritores financien los libros. Hoy en día la editorial, en palabras del propio Lara, languidece. No se puede omitir el dato, bastante insólito (y encomiable) de que en su catálogo LAR cuente con una antología de Poesía eslovena contemporánea, y el poemario Góndola fúnebre, del gran poeta sueco Tomas Tranströmer. La presencia de Lar constituye una excepción a los criterios temporales de este diccionario, excepción que obedece al deseo de rescatar la persistencia de un proyecto no necesariamente bien difundido.

LIBROS DEL TEMPLE: En sus inicios apadrinada por el editor Juan Carlos Sáez, entonces mandamás del desaparecido sello Dolmen, Ediciones del Temple nace en 1997 y, tras una renovación ocurrida en el año 2000, hoy está integrada por los poetas Matías Cociña, Federico Eisner y Enrique Winter, quienes se reparten la totalidad de las tareas administrativas y literarias y han abierto su catálogo, que es básicamente de poesía chilena joven, a libros de teatro, contando a la fecha cerca de treinta títulos publicados, los cuales son elegidos por un comité integrado por “jóvenes escritores dispuestos a trabajar ad honorem”, según señalan los mismos editores. Como la mayoría de sus pares, Del Temple llega mediante consignaciones, no hay lucro, a los autores se les paga en libros y el ingreso que les permite continuar publicando viene de las ventas al Consejo Nacional del Libro. Lila Díaz Calderón, Alejandra González, Carlos Henrickson, Diego Ramírez, Michelle Reich y Rafael Rubio son sólo seis de los veintidós poetas que Del Temple ha publicado en sus diez años de existencia.

LOM: 1. Palabra en lengua yámana que significa sol. 2. Editorial independiente fundada en 1990 por Paulo Slachevsky, Silvia Aguilera y Cristián Aguilera, y que cuenta hoy con 980 títulos en su catálogo. Más de 80 personas trabajan a tiempo completo en la editorial, que tiene su propia planta gráfica y sistema de distribución y que presta servicios de impresión a otras editoriales. Lom abarca todos los géneros, desde las ciencias sociales hasta la ecología, pasando por la fotografía y el ensayo histórico, y se ha consolidado como uno de los proyectos culturales más importantes del último tiempo en Chile. Entre sus méritos se cuenta el hecho de haber creado y continuado una colección de bolsillo realmente de bolsillo, por tamaño y precio: al igual que, en su momento, los minilibros de Quimantú, los “Libros del Ciudadano” valen lo que vale una cajetilla de cigarros. El paralelo, por cierto, indirectamente demuestra lo caros que están los cigarros. Y lo baratos que son, finalmente, los “Libros del Ciudadano”, donde figuran títulos de Herman Melville, Franz Kafka, Mark Twain y Enrique Lihn, además del imparable longseller del profesor Cosme Portocarrero titulado La palabra huevón. Otro título emblemático de Lom es el superventas Chile actual: Anatomía de un mito, de Tomás Moulián. La editorial ha publicado libros importantes, como los tres gruesos volúmenes de la Antología crítica de la poesía chilena a cargo de Nain Nómez y los Últimos poemas de Vicente Huidobro. Mención aparte merece la traducción nacional de la novela Corazón de perro, del hilarante ruso Mijail Bulgakov, una joyita aquí y en los anillos de Saturno.

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MAGO EDITORES: A cargo de Máximo G. Sáez, Mago Editores (fundada en 2002) ostenta una abundante lista de colecciones, una copiosa cantidad de antologías de poesía y narrativa, y hasta un premio de novela. Especial aprecio declara tener Sáez por la colección Tránsfuga de poesía, con poco más de 20 títulos hasta la fecha. A partir del año pasado Mago ha puesto a disposición de quienes así lo estimen servicios editoriales que van desde la corrección de textos, la inscripción de ISBN e incluso la realización de talleres literarios en colegios. No hay autores ni libros de renombre en la editorial, pero en esto no se diferencia de la mayoría de sus independientes pares. En su página web –que, dicho sea de paso, necesita urgentemente una manito de gato– hay una sección de preguntas al editor para todo aquél que tenga “un conjunto de creaciones literarias”.

METALES PESADOS: El año 2002 abrió en el centro de Santiago la librería Metales Pesados y al año siguiente debutó la editorial del mismo nombre, cuyos principales agentes son Sergio Parra y Paula Barría, dueños también de la librería. Con un promedio de cuatro libros al año, Metales Pesados ha ido decantando desde un inicio más literario a un presente con el acento puesto en la filosofía y las artes visuales, recuperando o editando libros de escasa o nula circulación, entre ellos Poesía chilena de hoy; de Parra a nuestros días, de Erwin Díaz, Parque central, de Walter Benjamin y Márgenes e instituciones, de Nelly Richard. Distribuidos en España y un puñado de países latinoamericanos, las cuidadas ediciones de Metales Pesados se financian –aún– con las ganancias de la librería.

MOSQUITO COMUNICACIONES: Alrededor de cien libros ha publicado, desde 1990 a la fecha, esta editorial dirigida –con mucho esfuerzo– por Cristián Cottet (“poeta de tendencia inconformista”, según el Diccionario de la literatura chilena, de Efraín Szmulewicz). En el catálogo de Mosquito figuran, entre muchos otros, los narradores Ramón Díaz Eterovic, Carolina Rivas, Juan Mihovilovic, Pía Barros, Diego Muñoz Valenzuela y Max Valdés, y los poetas Sergio Parra, Tomás Harris, Horacio Eloy y Óscar Barrientos Bradasic.

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PEHUÉN EDITORES: Pehuén es una empresa familiar fundada en 1983 por Jorge Barros, Sebastián Barros y Alicia Cerda. En sus inicios, su foco fue el tema de los derechos humanos, destacando dos títulos: las Memorias de Carlos Prats (las verdaderas) y los tres tomos de Chile: la memoria prohibida, obra contundentemente precursora de los informes Rettig y Valech. Luego, en los años 90 –motivo por el cual se incluye a Pehuén en este diccionario– la editorial se reorienta al rescate del patrimonio cultural, abriéndose a la edición de todo tipo de géneros, y promediando 15 títulos al año, con tirajes en torno a los 2000 ejemplares. El financiamiento obecede, en un 70%, a las rentas de la propia editorial; el resto corresponde a cofinanciamiento con los autores y/o a fondos del libro. Pehuén –donde trabajan siete personas y colaboran externamente otras siete– tiene un catálogo cercano a los 500 títulos y 16 colecciones, lo cual puede parecer un poco excesivo para una editorial independiente. Pehuén posee tres colecciones especiales: Premios Nacionales, que ofrece antologías de varios de los premiados; Colección Neruda, que reúne textos de y sobre el Premio Nobel, y Colección Galeano, que se hace cargo de mantener en Chile dando vueltas los libros del uruguayo Eduardo Galeano.

PUERTO DE ESCAPE: Editorial porteña dedicada, como casi nadie en Chile, a publicar, difundir y publicitar la movida de ciencia ficción nacional (que existe: Puerto de escape se ha encargado, justamente, de demostrarlo). La editorial es dirigida por el narrador y poeta Marcelo Novoa (ex director de los desaparecidos sellos Trombo Azul y El Trapecio). Entre los títulos de Puerto de Escape destacan En todos los burdeles del mundo, de Miguel Vargas, La segunda enciclopedia de Tlön, de Sergio Meier y el que tal vez sea su libro más comentado: Años Luz, Mapa estelar de la Ciencia ficción chilena, preparada por el mismo Novoa.

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QUID EDICIONES: Editorial fundada en 2001 por el poeta Leonardo Sanhueza, que además de publicar a algunos de sus contemporáneos (poesía de Andrés Anwandter, Alejandro Zambra y Guillermo Valenzuela), editó un libro de entrevistas a Jorge Teillier y reeditó obras como Leyendas del Cristo Negro, de Mahfud Massis, y Kavafis íntegro de Miguel Castillo Didier, trabajo que, en su momento, incluso llegó a algunos escaparates barceloneses en calidad de novedad exclusiva. La editorial dejó de funcionar hacia 2004 cuando Sanhueza –editor, diseñador, corrector de pruebas y de estilo, relacionador público, encargado comercial, contador y exclusivo socio capitalista del sello– se cansó de trabajar tanto.

QUIMANTÚ: Revival de la mítica editorial chilena. El título más visible de este sello es en realidad una agenda del Che Guevara 2008. Completamente fuera del circuito de librerías –los libros, muy baratos, se consiguen a través de la página web www.quimantu.cl o el mail [email protected]–, la editorial consta de varias colecciones que giran fundamentalmente en torno a temas políticos y sociales. De su colección “Poesía a toda costa” destacan los libros In memoriam, de Pavel Oyarzún, Palabras hexagonales, de Verónica Jiménez, y varios títulos del poeta Gustavo Barrera Calderón.

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RECREA: Alejandra Stevenson –sin filiación alguna con el inolvidable escritor escocés– es la directora de esta editorial fundada en 2000. Algunos de los 15 títulos que han publicado son Los lunares de Lía (Bernardita Muñoz), El globito que no quería subir (Catalina Donoso) y Marta quiere bailar (Mariana Ramírez). Además de su saludable orientación a los así llamados bajitos, Editorial Recrea tiene la particularidad de contar con diez trabajadores, de los cuales, según tenemos noticia, nueve son mujeres.

RIL: Fundada en 1991, Ril (Red Internacional del Libro) persigue “el propósito final de permanecer en el tiempo como signos del hombre y su época”, según dice su página web. Tal vez por eso publicó recientemente Sanarte. El arte de sanarse uno mismo del cantautor, gurú y bombero en tiempos de tormenta, Álvaro Scaramelli. Como es casi la norma entre las editoriales independientes, Ril ofrece servicios editoriales varios para financiarse, y a su vez sirve de imprenta para muchas de sus pares independientes. Con un promedio de cincuenta títulos al año, distribuidos a lo largo de más de quince colecciones, no es difícil adivinar por qué la editorial mezcla en su catálogo a Scaramelli con obras menos vendibles pero de indiscutible calidad literaria: la novela Plaza del sol nocturno, de Daniel Pizarro, el entretenido Diccionario de voces desautorizadas, de Alfonso Calderón (que ha publicado buena parte de su obra con Ril Editores), el poemario Claroscuro, de Gonzalo Millán, los poemas de Rigas Kappatos ilustrados por Enrique Lihn, o las Notas de arte, de Juan Emar, por citar sólo algunos ejemplos. Los libros de Ril están disponibles en el portal www.rileditores.com.

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SEMEJANZA: La poeta y escritora Ana María Vieira fundó en septiembre de 1996 esta editorial que ha publicado ya cerca de 60 libros. Para Vieira –ella misma presente en el catálogo de Semejanza–, su publicación más significativa ha sido el segundo título que sacaron, Poemas para nietos, de Miguel Arteche, pues el día en que el libro salía de imprenta el poeta ganó el Premio Nacional de Literatura, espléndida circunstancia que le permitió a la editorial afirmar su despegue, consolidándola como una de las más duraderas independientes dedicadas a la difusión de la poesía chilena naciente o de bajo perfil, destacando entre sus libros la antología Mujeres en la poesía chilena actual, publicado en 2000.

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TÁCITAS: Ediciones Tácitas es invención y propiedad del poeta Adán Méndez, quien en 2003 dio el vamos con Marulla, libro del por entonces joven poeta Juan Cristóbal Romero. Chiloé, isla en la que habitó Méndez algunos años, es donde está legalmente domiciliada la editorial, la cual publica, fundamentalmente, poesía. Kurt Folch, también poeta (y alguna vez director de la desaparecida editorial Stratis), es el segundo de a bordo de esta editorial que lanza al año alrededor de cinco cuidados libros, entre los que se cuentan la traducción que hizo Ernesto Cardenal de los epigramas de Catulo y Marcial, así como libros de Nicanor Parra, Raúl Zurita, Hernán Miranda, César Soto, María Inés Zaldívar y Miguel Naranjo (autor de un libro notable titulado –inexplicablemente– Verso). La colocación en librerías está a cargo de Ximena Ormazábal, quien con suma gentileza aclara, cada vez que es necesario, que la editorial se llama Tácitas y no tacitas.

TAJAMAR EDITORES: Emerge en 2002 de la distribuidora Cajón de Sastre, propiedad de Alejandro Kandora, quien también es el actual dueño de Tajamar. Poesía, narrativa, ensayos y libros de educación componen un catálogo que se construye de acuerdo a la salud del bolsillo. Posiblemente la reedición, en un solo volumen, de La Tirana y Los Sea Harrier, de Diego Maquiera, y el rescate de varios libros perdidos de Jorge Teillier sean los títulos más llamativos de esta editorial, a los que habría que agregar, por ejemplo, Cancionero de la cueca chilena, de Santiago Figueroa Torres, y la necesaria reedición del ensayo La ciudad letrada, de Ángel Rama. Según Kandora, en Tajamar no trabaja nadie, lo que no es, desde luego, una acusación, sino la constatación de que todos los trabajadores implicados pertenecen a la distribuidora, de manera tal que la editorial, en palabras del propio Kandora, “no tiene ningún gasto fijo ni de ningún tipo, ya que todo se lo bolsea a la distribuidora”. Con 34 títulos hasta hoy, Tajamar es una editorial de literatura y ciencias sociales que se autofinancia con las ventas de su catálogo, el que, dicho sea de paso, llega –precariamente, pero llega– a Colombia, México, España y Talca.

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UQBAR EDITORES: Sello fundado en 2006 por Isabel Buzeta, ex editora de Grijalbo, Random y Norma y, como tal, estratega de varios buenos negocios (los libros jureleros o tal vez juleros de la doctora María Luisa Cordero y, en especial, ¡Viva la diferencia!, de Pilar Sordo, ya todo un clásico de la autoayuda chilena). Durante los últimos meses Uqbar ha liderado las listas de ventas con un libro firmado por –justamente– Pilar Sordo y el humorista Coco Legrand, titulado –con relativa pero efectiva gracia– Con el Coco en el diván. La apuesta de Buzeta es, como se ve, alternar libros comerciales con literatura de la buena. Se trata de una editorial con varias colecciones, algunas de ellas bastante innovadoras, y un diseño impecable. A Uqbar Editores se han mudado escritoras como Nona Fernández y Andrea Jeftanovic, que solían publicar en transnacionales. Benjamín Galemiri también se ha pasado a Uqbar para dar a luz el primer tomo de sus Obras Completas. El sello distribuye libros de otras editoriales nacionales, como la recientemente creada editorial Sangría (propiedad de los escritores Carlos Labbé y Mónica Ríos) y la editora valdiviana El Kultrún.